Colombia: Los fantasmas de la enfermedad holandesa


Colombia: Los fantasmas de la enfermedad holandesa

DANIEL IGNACIO NIÑO TARAZONA - Tan importante como debatir si queremos depender del petróleo es qué tan conveniente es depender de Venezuela, Estados Unidos y Europa.

Los fantasmas nos atemorizan aunque no sabemos si existen o no. Cuando la recesión mundial llegó a su punto de quiebre en junio del 2009, empezó una vertiginosa y acelerada recuperación económica.

Colombia no experimentó una recesión, pero no tuvo una recuperación tan marcada hasta un año después, a partir de junio del 2010. No faltaron los reclamos de quienes indicaron que mientras América Latina creció 6,6 por ciento en el 2010, Colombia sólo llegó a 4,3 por ciento.

Para un país con la tasa de desempleo más alta de la región esa situación es insostenible. Por lo mismo, los diagnósticos no se hicieron esperar y las recetas menos. ¿Qué le pasa a Colombia, que frente a otros no va tan bien? ¿Esto ocurre por la enfermedad holandesa? Se preguntaban muchos.

En el debate sobre si Colombia presenta enfermedad holandesa o no y los posibles remedios, hemos perdido de vista elementos importantes en la formulación estratégica del país y de los negocios.

Existen evidencias razonables que permiten entender que el endeudamiento de las economías avanzadas es producto de la caída en la participación del ingreso mundial, entre otros, explicada por un deterioro en los términos de intercambio. La otra cara de la moneda sería que el aumento en la participación del ingreso mundial de las economías emergentes es producto de una mejoría en sus términos de intercambio.

Si los cambios de los precios relativos internacionales se explican por el encarecimiento de las materias primas como los alimentos y la energía, el país debe estar debatiendo cómo garantizar la seguridad alimentaria y energética del país, pues de lo contrario las futuras generaciones de colombianos estarán destinadas a vivir en condiciones mucho menos favorables que las de sus padres.

Se dice que Colombia podría perder la autosuficiencia petrolera en el año 2019. Hay que hacer los esfuerzos necesarios para que las generaciones futuras no importen petróleo dado que las importaciones de energía más cara son una trasferencia al exterior de la riqueza, como parece haberles estado sucediendo a la mayoría de economías industrializadas.

Ante la responsable decisión del país de motivar e incentivar la inversión extranjera en ese frente, han sido recurrentes las preocupaciones respecto a su efecto sobre la tasa de cambio. Efectos que son innegables, más cuando se junta el déficit en pesos que ha tenido el Gobierno y su necesidad por financiarse con las utilidades que le genera Ecopetrol en dólares. Sin embargo, los fantasmas de la enfermedad holandesa han distraído la atención del hecho de que Colombia debe orientar sus relaciones comerciales, y con ello los negocios, hacia países donde crece y crecerá más el ingreso, generando una ascendente participación en el ingreso mundial.

En los últimos 8 años Brasil pasó de representar el 25 por ciento del Producto Interno Bruto de Latinoamérica al 43 por ciento.

Mientas tanto, México pasó del 40 al 22 por ciento. La lenta conexión del país al sur del continente ha sido un error. Ahora que el Fondo Monetario Internacional prevé que Colombia crecerá igual en el 2011 y levemente más en el 2012 que el promedio de países latinoamericanos, ello será así porque ya no dependemos tanto de Venezuela. Eso es producto, entre otras razones, de un sistema de tasa de cambio fija en Venezuela: las exportaciones no tradicionales de Colombia al país vecino llegaron a ser muy competitivas y alcanzaron a representar el 48 por ciento de las totales en dicha categoría. Infortunadamente para nosotros, cuando la economía mundial se revitalizaba, la venezolana se sumía en una honda recesión.

En el segundo semestre del 2009 y comienzos del 2010, las exportaciones no tradicionales destinadas a Venezuela caían más del 70 por ciento anual. El país tiene mucho que aprender de su historia económica reciente. Por razones diferentes, deberíamos ampliar la discusión más allá de los fantasmas de la enfermedad holandesa, pues tan importante como debatir si queremos depender del petróleo es qué tan conveniente es depender de Venezuela, Estados Unidos y Europa.

Hasta la fecha el impacto negativo de los tradicionales socios comerciales ha alterado de forma más importante el ciclo económico en Colombia e incidido negativamente más en la capacidad de generar empleo que lo que en teoría puede hacerle a Colombia su dependencia petrolera.

Para empezar, nuestros empresarios deben cambiar su comprensión del mundo, al dejar de mirar tanto la tasa de cambio que refleja el valor del peso frente al dólar, pues la brújula indica que el camino al futuro está en las demás economías emergentes. Es contra las monedas de nuevos socios comerciales que debemos aprender a observar el valor del peso colombiano.

En el debate sobre si Colombia presenta enfermedad holandesa o no y los posibles remedios, hemos perdido de vista elementos importantes en la formulación estratégica del país y de los negocios.

*JEFE DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS DE BANCOLOMBIA

http://www.hidrocarburosbolivia.com/
Colombia: Los fantasmas de la enfermedad holandesa Colombia: Los fantasmas de la enfermedad holandesa Reviewed by luis on 10/13/2011 Rating: 5

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