Daniel Yergin: Por qué la OPEP ya no manda en el mercado
Hace 40 años, el 17 de octubre de 1973, el mundo experimentó su primera “crisis de petróleo” cuando los exportadores árabes declararon un embargo sobre los envíos a los países occidentales. El embargo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fue motivado por el apoyo militar de Estados Unidos a Israel, en respuesta a un ataque coordinado sorpresa por parte de los países árabes que había comenzado el 6 de octubre, en la festividad judía de Yom Kippur.
Cuando los precios se cuadruplicaron en los meses siguientes, la crisis del petróleo desató una conmoción en la política y la economía mundial. También desafió la posición de EE.UU. en el mundo, polarizó su política y sacudió la confianza del país.
Sin embargo la crisis significó aún más porque fue el nacimiento de la era moderna de la energía. Aunque el embargo de la OPEP pareció aportar pruebas suficientes de que el mundo se estaba quedando sin recursos petroleros, la jugada de los exportadores árabes tuvo el efecto contrario: brindó un enorme incentivo para desarrollar pozos petroleros fuera de Medio Oriente, lo que pasó a llamarse “no-OPEP”, encabezado por las perforaciones en el Mar del Norte y Alaska.
El pozo petrolero de Prudhoe Bay fue descubierto en Alaska cinco años antes de la crisis. Sin embargo, la oposición por parte de medioambientalistas había evitado que se aprobara un oleoducto para llevar el petróleo desde el Declive Norte, algo así como un antecesor de la batalla actual por el oleoducto Keystone XL. Sólo al ver las consecuencias inmediatas del embargo el Congreso aprobó un oleoducto que eventualmente sumó en su mejor momento hasta dos millones de barriles diarios al suministro estadounidense.
El esfuerzo para encontrar alternativas al petróleo impulsó a la energía nuclear y el carbón como fuentes internas seguras para la energía eléctrica. La crisis de 1973 también dio a luz a las industrias eólica y solar modernas. Para 1975, 5.000 personas llegaron a Washington para una conferencia sobre energía solar.
Ese mismo año, el Congreso estadounidense aprobó los primeros estándares de ahorro de combustible, que requerían que las automotrices duplicaran la eficiencia en el uso de combustible, lo que terminó ahorrando unos dos millones de barriles diarios. (Los estándares se volvieron a subir en 2012). Francia lanzó una “guerra contra el desperdicio de energía”, y Japón, con escasez de recursos y temerosa de que su milagro económico corriera riesgo, lanzó una iniciativa para un uso eficiente de la energía. A pesar de un enorme crecimiento en la economía de EE.UU. desde 1973, el consumo de petróleo a la fecha subió menos de 7%.
La crisis también allanó el camino para el surgimiento de nuevos importadores que tienen una creciente importancia en el mercado global petrolero. En 1973, la mayor parte del petróleo se consumía en las economías desarrolladas de EE.UU., Canadá, Europa Occidental y Japón, que representaban dos tercios aún en 2000. Pero ahora el consumo de petróleo se estancó o está cayendo en esas economías, y casi todo el crecimiento de la demanda proviene de economías en desarrollo, que ahora se conocen como “mercados emergentes”. Representan la mitad del consumo mundial de petróleo actualmente, y su participación seguirá subiendo. Los países exportadores se reorientarán cada vez más hacia esos mercados. El mes pasado, China superó a EE.UU. como el mayor importador mundial neto de petróleo.
Una lección duradera de los años de crisis es el poder de los mercados y su capacidad para ajustarse a las disrupciones, si el gobierno les permite hacerlo. Las imágenes icónicas de los años 70 en EE.UU. —filas para comprar gasolina y conductores enojados— aparecen cada vez que surge una nueva complicación. Esas filas para comprar gasolina no fueron el resultado de los mercados. Fueron el resultado mayormente auto-infligido de la interferencia del gobierno en los mercados con controles de precios y cuotas de suministro. Hoy, el mercado petrolero es mucho más transparente debido al desarrollo de mercados de futuros.
Los años 70 también fueron años de escasez de gas natural, que se convirtieron en un tema político amargo, en particular dentro del Partido Demócrata. En aquel momento muchos atribuyeron esa escasez a la geología, pero también fueron el resultado de la regulación y los controles de precios. Lo que resolvió la escasez no fue imponer más controles sino eliminarlos, lo cual llevó a un exceso de suministro que se conoció como la “burbuja del gas”. Hoy, el abundante gas natural es el combustible elegido para generar electricidad nueva. La lección es que las señales de los mercados y los precios pueden funcionar de forma muy eficiente incluso en las crisis, si se lo permiten.
Habrá problemas energéticos en el futuro porque aún hay mucho riesgo político alrededor del petróleo. En 2013, Medio Oriente aún está inmerso en problemas, pero las alineaciones son distintas. En 1973, Irán era uno de los mayores aliados de EE.UU. en la región. Teherán no participó del embargo y envió petróleo al mercado. Pero desde la revolución islámica de 1979, Washington y Teherán son adversarios. En tanto, Arabia Saudita, que estaba en el centro del embargo de 1973, ahora es el mayor aliado árabe para los estadounidenses.
El verdadero motivo de la crisis de 1973 y la segunda crisis petrolera causada por la caída del shah de Irán en 1979 es que brindaron incentivos —e imperativos— para desarrollar nuevos recursos. Hoy, la producción mundial de petróleo es 50% mayor que en 1973. La exploración en el Mar del Norte y Alaska fue sólo el comienzo. A principios de los años 90, la producción a mar adentro se expandió hacia el Golfo de México, y abrió las aguas profundas como una nueva frontera petrolera. A fines de la década del 90, las arenas petroleras de Canadá se embarcaron en una era de crecimiento que hoy las convierte en una mayor fuente de petróleo que Libia antes de su guerra civil en 2011.
Es más reciente el desarrollo del petróleo que surge del gas de esquisto, que aumentó la producción petrolera estadounidense en más de 50% desde 2008. Este auge en la producción interna de EE.UU. aumenta el suministro de energía, y combinado con el gas de esquisto tiene un impacto económico mucho mayor en empleos, inversión e ingreso para los hogares. Cuando el suministro de este tipo de petróleo se incrementa, y cuando la flota de autos en EE.UU. se vuelve más eficiente, las importaciones de petróleo bajaron. Las importaciones llegaron a representar 60% del consumo interno en 2005, pero ahora bajaron a 35%, el mismo nivel que tenían en 1973.
Cuando EE.UU. importa menos petróleo también produce más, para beneficio de la seguridad energética. Hay varios millones de barriles que faltan en el mercado petrolero mundial, debido a sanciones sobre el crudo iraní, una producción iraquí decepcionante, y problemas de distinto tipo en Libia, Sudán del Sur, Nigeria y Yemen. La escasez es compensada en parte por Arabia Saudita, que está produciendo a su mayor nivel.
Pero el crecimiento de la producción petrolera estadounidense ha sido crucial para compensar los barriles que faltan. Sin esa producción, el mundo enfrentaría mayores precios del petróleo, se hablaría de otra posible crisis, y sin dudas los estadounidenses comenzarían a ver una vez más imágenes de aquellas filas para comprar gasolina y conductores enojados de 1973. (Wall Street Journal)
Fuente: ENERGY PRESS (BO)
Cuando los precios se cuadruplicaron en los meses siguientes, la crisis del petróleo desató una conmoción en la política y la economía mundial. También desafió la posición de EE.UU. en el mundo, polarizó su política y sacudió la confianza del país.
Sin embargo la crisis significó aún más porque fue el nacimiento de la era moderna de la energía. Aunque el embargo de la OPEP pareció aportar pruebas suficientes de que el mundo se estaba quedando sin recursos petroleros, la jugada de los exportadores árabes tuvo el efecto contrario: brindó un enorme incentivo para desarrollar pozos petroleros fuera de Medio Oriente, lo que pasó a llamarse “no-OPEP”, encabezado por las perforaciones en el Mar del Norte y Alaska.
El pozo petrolero de Prudhoe Bay fue descubierto en Alaska cinco años antes de la crisis. Sin embargo, la oposición por parte de medioambientalistas había evitado que se aprobara un oleoducto para llevar el petróleo desde el Declive Norte, algo así como un antecesor de la batalla actual por el oleoducto Keystone XL. Sólo al ver las consecuencias inmediatas del embargo el Congreso aprobó un oleoducto que eventualmente sumó en su mejor momento hasta dos millones de barriles diarios al suministro estadounidense.
El esfuerzo para encontrar alternativas al petróleo impulsó a la energía nuclear y el carbón como fuentes internas seguras para la energía eléctrica. La crisis de 1973 también dio a luz a las industrias eólica y solar modernas. Para 1975, 5.000 personas llegaron a Washington para una conferencia sobre energía solar.
Ese mismo año, el Congreso estadounidense aprobó los primeros estándares de ahorro de combustible, que requerían que las automotrices duplicaran la eficiencia en el uso de combustible, lo que terminó ahorrando unos dos millones de barriles diarios. (Los estándares se volvieron a subir en 2012). Francia lanzó una “guerra contra el desperdicio de energía”, y Japón, con escasez de recursos y temerosa de que su milagro económico corriera riesgo, lanzó una iniciativa para un uso eficiente de la energía. A pesar de un enorme crecimiento en la economía de EE.UU. desde 1973, el consumo de petróleo a la fecha subió menos de 7%.
La crisis también allanó el camino para el surgimiento de nuevos importadores que tienen una creciente importancia en el mercado global petrolero. En 1973, la mayor parte del petróleo se consumía en las economías desarrolladas de EE.UU., Canadá, Europa Occidental y Japón, que representaban dos tercios aún en 2000. Pero ahora el consumo de petróleo se estancó o está cayendo en esas economías, y casi todo el crecimiento de la demanda proviene de economías en desarrollo, que ahora se conocen como “mercados emergentes”. Representan la mitad del consumo mundial de petróleo actualmente, y su participación seguirá subiendo. Los países exportadores se reorientarán cada vez más hacia esos mercados. El mes pasado, China superó a EE.UU. como el mayor importador mundial neto de petróleo.
Una lección duradera de los años de crisis es el poder de los mercados y su capacidad para ajustarse a las disrupciones, si el gobierno les permite hacerlo. Las imágenes icónicas de los años 70 en EE.UU. —filas para comprar gasolina y conductores enojados— aparecen cada vez que surge una nueva complicación. Esas filas para comprar gasolina no fueron el resultado de los mercados. Fueron el resultado mayormente auto-infligido de la interferencia del gobierno en los mercados con controles de precios y cuotas de suministro. Hoy, el mercado petrolero es mucho más transparente debido al desarrollo de mercados de futuros.
Los años 70 también fueron años de escasez de gas natural, que se convirtieron en un tema político amargo, en particular dentro del Partido Demócrata. En aquel momento muchos atribuyeron esa escasez a la geología, pero también fueron el resultado de la regulación y los controles de precios. Lo que resolvió la escasez no fue imponer más controles sino eliminarlos, lo cual llevó a un exceso de suministro que se conoció como la “burbuja del gas”. Hoy, el abundante gas natural es el combustible elegido para generar electricidad nueva. La lección es que las señales de los mercados y los precios pueden funcionar de forma muy eficiente incluso en las crisis, si se lo permiten.
Habrá problemas energéticos en el futuro porque aún hay mucho riesgo político alrededor del petróleo. En 2013, Medio Oriente aún está inmerso en problemas, pero las alineaciones son distintas. En 1973, Irán era uno de los mayores aliados de EE.UU. en la región. Teherán no participó del embargo y envió petróleo al mercado. Pero desde la revolución islámica de 1979, Washington y Teherán son adversarios. En tanto, Arabia Saudita, que estaba en el centro del embargo de 1973, ahora es el mayor aliado árabe para los estadounidenses.
El verdadero motivo de la crisis de 1973 y la segunda crisis petrolera causada por la caída del shah de Irán en 1979 es que brindaron incentivos —e imperativos— para desarrollar nuevos recursos. Hoy, la producción mundial de petróleo es 50% mayor que en 1973. La exploración en el Mar del Norte y Alaska fue sólo el comienzo. A principios de los años 90, la producción a mar adentro se expandió hacia el Golfo de México, y abrió las aguas profundas como una nueva frontera petrolera. A fines de la década del 90, las arenas petroleras de Canadá se embarcaron en una era de crecimiento que hoy las convierte en una mayor fuente de petróleo que Libia antes de su guerra civil en 2011.
Es más reciente el desarrollo del petróleo que surge del gas de esquisto, que aumentó la producción petrolera estadounidense en más de 50% desde 2008. Este auge en la producción interna de EE.UU. aumenta el suministro de energía, y combinado con el gas de esquisto tiene un impacto económico mucho mayor en empleos, inversión e ingreso para los hogares. Cuando el suministro de este tipo de petróleo se incrementa, y cuando la flota de autos en EE.UU. se vuelve más eficiente, las importaciones de petróleo bajaron. Las importaciones llegaron a representar 60% del consumo interno en 2005, pero ahora bajaron a 35%, el mismo nivel que tenían en 1973.
Cuando EE.UU. importa menos petróleo también produce más, para beneficio de la seguridad energética. Hay varios millones de barriles que faltan en el mercado petrolero mundial, debido a sanciones sobre el crudo iraní, una producción iraquí decepcionante, y problemas de distinto tipo en Libia, Sudán del Sur, Nigeria y Yemen. La escasez es compensada en parte por Arabia Saudita, que está produciendo a su mayor nivel.
Pero el crecimiento de la producción petrolera estadounidense ha sido crucial para compensar los barriles que faltan. Sin esa producción, el mundo enfrentaría mayores precios del petróleo, se hablaría de otra posible crisis, y sin dudas los estadounidenses comenzarían a ver una vez más imágenes de aquellas filas para comprar gasolina y conductores enojados de 1973. (Wall Street Journal)
Fuente: ENERGY PRESS (BO)
Daniel Yergin: Por qué la OPEP ya no manda en el mercado
Reviewed by luis
on
10/21/2013
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