China busca ser potencia también en el shale gas

Lucy Hornby y Ed Crooks - El mes pasado, Weir Group realizó su primera fiesta de Navidad para contactos de la industria del petróleo y el gas. No se trató de un acontecimiento suntuoso ni para muchos invitados: 75 de los clientes y proveedores de Weir se dieron cita para celebrar las fiestas al típico estilo británico en el pub Park Tavern de Shangai. Pero los invitados eran parte de un fenómeno trascendental: el nacimiento de la industria del shale en China.

Weir, que tiene sede en Escocia pero dirige sus operaciones de petróleo y gas desde el centro del auge del shale en Texas, es uno de los principales fabricantes mundiales de las bombas que se utilizan para la fracturación hidráulica: la inyección de agua, arena y químicos a gran presión en pozos para abrir esquistos y otras rocas que no dan sus recursos en forma sencilla.

China busca abrir sus reservas de gas y petróleo shale y puede llegar a convertirse en un mercado muy importante para empresas occidentales como Weir. “Pasará mucho tiempo para que China pueda alcanzar el nivel de Estados Unidos”, afirma Keith Cochrane, director de Weir. “Pero no hay duda de que sus intenciones son serias”.

Los planificadores chinos han mirado con envidia la revolución del shale en Estados Unidos, que redujo los costos y las importaciones de energía. Por su parte, Estados Unidos considera el esfuerzo de China por generar su propio auge de shale como una oportunidad ideal para sus propios negocios. Si China logra generar su propia revolución del shale, los costos de energía se reducirían para sus fabricantes y su industria de petróleo y gas podría transformarse en una fuerza poderosa en los mercados mundiales. Pero el gobierno de Obama considera que los beneficios potenciales compensan con creces cualquier daño posible a los negocios de Estados Unidos.

ExxonMobil, Chevron y ConocoPhillips de Estados Unidos, y Royal Dutch Shell, Total y Eni de Europa, son algunas de las petroleras internacionales que firmaron acuerdos para explorar los recursos de shale de China.

Para las empresas que prestan servicios para la producción de petróleo y gas, desde perforación y fracturación hidráulica hasta gestión de agua, los premios podrían ser aún más grandes. Schlumberger, Halliburton, Baker Hughes y Weatherford, las empresas privadas de servicios petroleros más grandes del mundo, están potenciando su presencia en China.

Pero, a pesar de todo el entusiasmo, el futuro del shale de China sigue siendo poco claro. Hasta ahora el avance es desalentador y la producción de shale en China enfrenta muchos desafíos. Por último, su desarrollo será una prueba no solo de la geología del país y la ingenuidad de sus ingenieros, sino del modelo económico en su totalidad.

El potencial de China es, por cierto, vasto. Conforme a algunas estimaciones, tiene los recursos de gas shale más grandes del mundo, con gas aproximadamente 68% más recuperable en términos técnicos que Estados Unidos, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos. Así y todo el avance es lento. El gobierno chino sigue manteniendo sus objetivos de producción oficial de gas shale de 6.500 m3 para 2015 y de 60.000-100.000 m3 para 2020, pero a las tasas actuales de producción es poco probable que se alcancen dichos objetivos.

Shell apuesta en grande al potencial de China: invirtió u$s 1.000 millones en el desarrollo del pozo del país con el mejor desempeño a la fecha. Pero ahora afirma que los desarrollos importantes de shale fuera de Estados Unidos podrían tardar décadas.

Los logros recientemente alcanzados por Sinopec, el segundo grupo petrolero estatal más importante de China, en la cuenca de Sichuan revivieron la esperanza de que la producción de shale pueda funcionar en China. De todos modos, sigue pareciendo poco probable que el shale pueda satisfacer la creciente demanda de gas del país. Además de priorizar su producción interna, China está diversificando su oferta internacional, lo que incluye la posible firma de un acuerdo de suministro de gas con Rusia.

Las reservas de shale de China, en general, son más desafiantes que las de Estados Unidos. Los geólogos chinos envidian el petróleo shale de Bakken, Dakota del Norte, o el gas shale de Marcellus, Pensilvania, donde las reservas pueden estar a solo 1,5 km bajo la superficie. En las empinadas colinas de Sichuan, hay 4,8 km hacia abajo de estructuras deformadas por fallas activas.

China tampoco tiene las tuberías que entrecruzan América del Norte. Beijing tuvo que ofrecer incentivos para construir plantas de licuado o compresión de gas cerca de las áreas de gas shale para permitir el transporte de gas desde valles sin infraestructura accesible. Y en la mayoría de las áreas más prometedoras de China para el descubrimiento de gas shale, tales como la cuenca de Tarim en el noroeste, el suministro de agua necesario para la fracturación es escaso. Pero más que cualquiera de estas diferencias físicas, es posible que los factores “blandos”, incluso la falta de un entorno de negocios abierto y competitivo, una estructura legal madura y la propiedad privada, sean los que estén poniendo un freno a la revolución del shale de China.

“Se puede hacer mucho dinero con el shale en China, pero se desarrolla muy lentamente, así es que debe haber un problema”, sostiene Lin Boqiang, director del Centro de China para la Investigación de Economía Energética de la Universidad de Xiamen.

Para muchos economistas y analistas, la principal diferencia entre Estados Unidos y China está en la estructura de la industria. Según Chen Liming, presidente de BP China, afirmó en un debate reciente en Beijing: “Creo que a Estados Unidos le fue bien gracias a su mercado abierto. Sin competencia, no lo habrían logrado. Por esa razón, la mejora es constante. Mediante la competencia, la eficacia puede aumentarse en gran medida y los costos se reducen”.

La revolución del shale de Estados Unidos fue liderada por las pequeñas y medianas empresas del país, que probaron distintos enfoques para "descifrar el código" y desbloquear la industria del petróleo y el gas. Estados Unidos también tiene un ecosistema rico de empresas de servicios petroleros: unas 10.000, según estimaciones. En China, por el contrario, los desarrollos de shale están dominados por dos grupos estatales: Sinopec y CNPC, empresa controladora de PetroChina. Una de las empresas anteriores firmó los acuerdos de exploración de shale con importantes empresas occidentales, pero las empresas chinas siguen dudando del potencial del shale.

Dado que la producción de pozos individuales de shale declina rápidamente, las empresas deben perforar más y más pozos simplemente para mantener el nivel de producción; esto requiere una gran inversión de capital y las principales petroleras chinas desconfían de los compromisos que esto implica.

Trevor Houser, consultor de Rhodium Group, sostiene: “Si los grandes grupos petroleros estadounidenses, ExxonMobil y Chevron, hubiesen tenido 90% de participación en la superficie de shale de Estados Unidos, el ritmo de desarrollo no habría sido tan veloz”.

Impacientes con el ritmo lento de las grandes petroleras chinas, los ministerios centrales lanzó el segundo llamado a licitación de shale del país a otros jugadores. Pero personas vinculadas a la industria dicen que estos recién llegados, que incluyen empresas de energía, mineros de carbón y un molino de acero, no están cumpliendo los compromisos mínimos de inversión, en parte porque subestimaron las barreras que impone el dominio de las gigantes estatales.

Después de haber ganado licitaciones de tierras, los recién llegados tienen dificultades para contratar empresas de servicios petroleros, la mayoría de los cuales están afiliadas a organismos estatales. También luchan para hacer envíos a mercados urbanos de mayor precio, dado que las principales empresas estatales controlan las tuberías también.

Los representantes de los gigantes petroleros estatales y los organismos estatales de planificación hacen hincapié en la necesidad de soluciones chinas a la geología única de China. Por ejemplo, los perforadores suelen encontrarse con más barro en los pozos de shale chinos, lo que puede ahogar el flujo de gas y hacer que el agua se acumule y, en última instancia, destruir la productividad del pozo.

La empresa china de software de yacimientos Recon Technology ofrece un sistema de monitoreo de datos para detectar tales bloqueos antes. Jiang Xinmin, subdirector del Energy Research Institute, que forma parte de la National Development and Reform Commission, poderosa agencia de planificación de China, afirma: “Es difícil tener éxito con la tecnología estadounidense, pero también tenemos nuestra propia tecnología”.

PetroChina está solicitando una patente nacional para un camión de fracturación desarrollado por una de sus unidades de ingeniería, que se puso a prueba en Sichuan en septiembre. La compañía también está trabajando en el desarrollo de su propia tecnología de imágenes. Sin embargo, esta sigue siendo muy básica en comparación con el sistema desarrollado por Baker Hughes de Estados Unidos.

La estructura industrial de China implica que la tecnología de explotación del shale gas en territorios indígenas es más probable que se desarrollen si se convierte en una prioridad del gobierno central, algo que no ha sucedido todavía, según fuentes de la industria china.

"Una empresa privada china no puede hacerlo porque necesitaría el trabajo de los institutos de investigación y la Academia de Ciencias de China", sostiene un alto directivo de un gigante petrolero chino. "No es como en Estados Unidos, donde todo el mundo está invirtiendo en innovación y todo el mundo cosecha beneficios".

Eso crea oportunidades para que los grupos internacionales de servicios petroleros, que controlan la tecnología fundamental para la producción de shale. China solo representa una modesta porción de ese negocio, pero algunos consideran que está creciendo rápidamente. En la actualidad, las empresas de servicios propias de los grupos estatales controlan cerca del 90% del mercado, según James West, analista de Barclays, pero se espera que eso "cambie radicalmente" a medida que la industria busca experiencia internacional.

Schlumberger, el grupo de servicios petroleros más grande del mundo, estuvo particularmente activo: abrió un centro de investigación en Beijing en 2012 y un nuevo laboratorio en Chengdu el año pasado. West, que recorrió las operaciones chinas de la compañía el año pasado, estima que sus ingresos en tierra podrían aumentar diez veces en cinco años.

El riesgo para las empresas occidentales, sin embargo, es que China va a buscar la ser propietaria de la tecnología apenas el desarrollo de shale del país despegue. La industria china tiene un largo historial de réplica o de tecnología de ingeniería inversa, que permite ofrecer versiones mucho más baratas y "lo suficientemente buenas" como para sacarles a los equipos extranjeros caros todo menos el segmento de lujo del mercado.

Una política gubernamental conocida como la "innovación indígena" pretende desarrollar versiones propias de tecnologías dominantes para alentar la manufactura china y evitar el pago de derechos de licencia. Robert Ivy, director de la oficina de China del Departamento de Energía de Estados Unidos con sede en Beijing, sostiene que las empresas occidentales más grandes deben ser capaces de evitar esa amenaza. "Cuando hablamos de las grandes empresas con que nos involucramos en Estados Unidos, dicen que las tecnologías que están trayendo aquí son las tecnologías excepcionales, no son nuestra vanguardia", dice. "Nos llevan años de ventaja en la búsqueda de innovaciones futuras".

Hay indicios de que las empresas de servicios petroleros occidentales andan cautelosas en materia su propiedad intelectual… y están frenando un poco su conocimiento crítico. Las empresas estadounidenses se negaron a dar a los chinos la composición propia de los ingredientes de sus fluidos de fractura hidráulica, pese a las peticiones chinas.

Ivy sostiene que el gobierno chino es muy consciente de que tiene que abordar temas como la protección de la propiedad intelectual si pretende que la industria nacional sea exitosa. “Ellos entienden que tienen que trabajar en el entorno normativo, tienen que hacer cumplir las normativas de protección ambiental, necesitan poner en orden su ordenamiento jurídico”, dice.

En cuanto a la revolución de shale estadounidense, los factores decisivos son claros: una industria competitiva, mercados de capitales que dan respuesta, capacidad de iniciativa e innovación local y sólidos derechos de propiedad, incluida la propiedad intelectual.

Todas esas condiciones están casi ausentes en China. Si el país quiere que su industria sea exitosa, deberá introducir otro tipo de revolución del shale en su paisaje institucional.

Traducción: Viviana L. Fernández de www.hidrocarburosbolivia.com

Fuente: PANORAMA GLOBAL
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