´La industria petrolera segó en la Amazonía vidas, ríos y dos tribus indígenas, ¿cómo se repara eso?´
Pablo Fajardo premio Goldman, los Nobel medioambientales se sentó frente a bufetes enteros de abogados estadounidenses para denunciar el rastro de contaminación que una empresa petrolera dejó en la Amazonía. La justicia les dio la razón y fijó una indemnización histórica (más de 8.000 millones de dólares) que aún no han visto. Ahora están en España para que se sepa su historia.
S. GOLF | VALENCIA Veinte años, tres meses y ocho días (que hoy serán ya diez) dura la lucha de los 30.000 indígenas amazónicos. En 1974, cuentan, una multinacional petrolífera convirtió su tierra «en un verdadero basurero». Todo era petróleo, la tierra, el agua, los ríos. Un grupo encabezado por Pablo Fajardo ha viajado a España, con Valencia como primer puerto, para que Europa conozca lo que ellos llaman «la mano sucia de Chevron».
356 pozos, más de 1.000 piscinas para residuos, «autopistas» en plena selva virgen, ¿cómo fue posible aquello?
En los 60 ya existían técnicas que Texaco, hoy Chevron, nunca utilizó. Sabían lo que había que hacer, fue premeditado. Por racismo.
¿Quiere decir que actuaron así porque eran ustedes indígenas?
Digo racismo porque un abogado de Chevron Ecuador en el juicio llegó a decir que para ellos la Amazonía ecuatoriana era un área de la industria petrolera donde no debía habitar ni un ser humano. La otra razón es económica, con controles más estrictos habrían tenido menos ganancias, las que obtuvieron fueron ilícitas.Hemos probado todos esos hechos. El problema del daño es indiscutible. Siempre han procurado que quede en la impunidad. Y con toda seguridad es el peor crimen medioambiental. Pueden compararlo con Alaska o el Golfo de México pero, como Chernobil, fueron accidentes, esto no, esto es producto de una operación sistemática diseñada. Durante 26 años.
Tienen la sentencia favorable. ¿Por qué no se ejecuta?
El 14 de febrero de 2011 obtuvimos la primera sentencia condenatoria, luego ratificada. Siete jueces firman la condena. ¿Qué hace la empresa? Primero, una campaña de lobby en EE UU para castigar al Estado ecuatoriano. En la revista Newsweek un abogado dijo «No podemos permitir que un estado tan pequeño fastidie a una empresa grande». La segunda fase son arbitrajes internacionales contra Ecuador. Además, buscan endosar la factura al Estado ecuatoriano, procurar que las víctimas paguen el coste. Una campaña de desprestigio contra la justicia ecuatoriana y, lo peor de todo, yo lo llamo terrorismo judicial, ha planteado más de 25 acciones judiciales contra el Gobierno de Ecuador y las propias víctimas, en forma de denuncias de extorsión o asociación ilícita. Han gastado más de 1.300 millones de dólares en defenderse, para evadir sus responsabilidades. Dése cuenta de la magnitud.
¿Entonces todavía está lejos el final?
Nosotros hemos ganado, pero la empresa es opaca y tiene más de 72 subsidiarias. Lo que hizo en Ecuador fue vender todos los activos. Hoy, tenemos un fallo judicial pero no cómo cobrar la sentencia. Solo encontramos una cuenta bancaria de 152 dólares con 58 centavos. Así que nos vemos obligados a recurrir a cortes extranjeras. Fuimos a Canadá, finalmente la corte de apelación dijo 'sí tenemos jurisdicción y las subsidiarias sí deben responder porque al final es una sola empresa'. También recurrimos a Brasil y a Argentina. Y en pocos meses en el continente europeo e incluso Australia.
¿La indemnización es para regenerar el terreno?
Nunca se pidió un solo centavo para indemnizar a ninguna persona, siempre para reparar el daño causado, limpiar los tóxicos que están en el suelo, en el agua...
¿Pero es posible esa regeneración, no hay daños irreversibles?
Hay elementos que son reparables, otros que se puede disminuir el impacto a niveles que no sean un riesgo para la vida y otros que son irreparables. Hay dos culturas indígenas que desaparecieron, ¿cómo reparas eso? No puedes reparar ese tipo de cosas, pero sí eliminar los tóxicos.
También querían una reparación moral.
Ese era el sueño nuestro, porque además de todo el daño psicológico, físico, al ecosistema, a la cultura indígena, durante los veinte años de juicio se hizo daño a las propias víctimas. Por ejemplo, lo que decían de que la Amazonía no era un lugar para seres humanos, que los casos de cáncer eran culpa de la falta de aseo... El juez ordenó que se pidan disculpas públicas como una medida de reparación psicológica. Y que si no pedían disculpas debían pagar el doble. No las pidieron. Pero la Corte Suprema de Ecuador consideró que no existe una ley expresa que obligue a pedir disculpas públicas y eliminó esa parte de la sentencia.
¿Es ésta una cuestión de derechos humanos?
Es un tema de derechos humanos. De derecho a la vida. Derecho a un ambiente sano. Derecho al desarrollo, a la cultura indígena y derecho a la justicia.
¿Cómo se atrevió este David a enfrentarse a Goliat?
Fue posible gracias a la colaboración de bufetes de abogados norteamericanos y ecuatorianos que lo financiaban, una inversión a riesgo. La empresa maneja cinco veces más dinero que Ecuador, un país pequeño y pobre. Pero nosotros teníamos la razón. Recibimos el apoyo de famosos, actores. Y la voluntad de mucha gente.
¿La lucha no ha terminado?
Estamos en el camino. Hemos avanzado el 99 % del caso pero estoy convencido de que lo peor está aún por llegar. Quieren evitar como sea el precedente.
¿Porque puede repetirse? En la costa valenciana hay polémica por las prospecciones petrolíferas.
No se puede pensar que ninguna otra empresa vaya a causar un daño igual, ni en el país más débil del mundo. Pero pensar que la industria no causará daño, tampoco. Aquí entra el nivel de responsabilidad de las empresas y de los Gobiernos y los controles locales.
Supongo que le habrán dicho mil veces que hoy por hoy no se puede prescindir del petróleo.
No estamos en contra de la industria como tal. Si yo dijera no al petróleo, no volarían aviones ni circularían coches y nos quedaríamos paralizados. Aunque existe la necesidad de investigar otras fuentes energéticas mucho más limpias, que sí existen, el problema es la forma en que se hacen las cosas. Si todos exigimos que haya respeto, responsabilidad por el medio ambiente, la gente, la cultura, el agua, el país, el derecho internacional, la cosa es diferente.
Esta es, además, su historia de superación personal. Tengo entendido que usted estudió Derecho a distancia (con ayuda de frailes capuchinos españoles) para defender esta causa.
Bueno, en gran parte sí. Pero si hay éxito no es de los abogados, es de los 30.000 indígenas y campesinos, distintos entre sí, que llevan más de veinte años codo con codo poniendo de lado cualquier cosa particular y poniendo por delante el interés común. Es una gran lección. Yo soy solo un pequeño objeto, sí es verdad que este caso ocupa el 99 % de mi tiempo.
¿El precio en desgaste, presiones, etc. ha sido elevado?
¿Por qué cree que tengo tantas arrugas y canas? (sonríe)
¿Y en ningún momento en todo este tiempo pensó en tirar la toalla?
No, en este caso lo que está en juego para nosotros no es el dinero, es la vida. Mis hijos viven en la Amazonía ecuatoriana, viven en la zona afectada, puedo cogerlos y salir de allí pero eso sería correr el problema. ¿Qué pasa con el resto? Un dicho nuestro es «O todos en la cama o todos en el suelo». Seguiremos no sólo hasta cobrar, sino hasta reparar el daño y que mis hijos y mis nietos vivan con dignidad en esa misma tierra.
Fuente: www.levante-emv.com
S. GOLF | VALENCIA Veinte años, tres meses y ocho días (que hoy serán ya diez) dura la lucha de los 30.000 indígenas amazónicos. En 1974, cuentan, una multinacional petrolífera convirtió su tierra «en un verdadero basurero». Todo era petróleo, la tierra, el agua, los ríos. Un grupo encabezado por Pablo Fajardo ha viajado a España, con Valencia como primer puerto, para que Europa conozca lo que ellos llaman «la mano sucia de Chevron».
356 pozos, más de 1.000 piscinas para residuos, «autopistas» en plena selva virgen, ¿cómo fue posible aquello?
En los 60 ya existían técnicas que Texaco, hoy Chevron, nunca utilizó. Sabían lo que había que hacer, fue premeditado. Por racismo.
¿Quiere decir que actuaron así porque eran ustedes indígenas?
Digo racismo porque un abogado de Chevron Ecuador en el juicio llegó a decir que para ellos la Amazonía ecuatoriana era un área de la industria petrolera donde no debía habitar ni un ser humano. La otra razón es económica, con controles más estrictos habrían tenido menos ganancias, las que obtuvieron fueron ilícitas.Hemos probado todos esos hechos. El problema del daño es indiscutible. Siempre han procurado que quede en la impunidad. Y con toda seguridad es el peor crimen medioambiental. Pueden compararlo con Alaska o el Golfo de México pero, como Chernobil, fueron accidentes, esto no, esto es producto de una operación sistemática diseñada. Durante 26 años.
Tienen la sentencia favorable. ¿Por qué no se ejecuta?
El 14 de febrero de 2011 obtuvimos la primera sentencia condenatoria, luego ratificada. Siete jueces firman la condena. ¿Qué hace la empresa? Primero, una campaña de lobby en EE UU para castigar al Estado ecuatoriano. En la revista Newsweek un abogado dijo «No podemos permitir que un estado tan pequeño fastidie a una empresa grande». La segunda fase son arbitrajes internacionales contra Ecuador. Además, buscan endosar la factura al Estado ecuatoriano, procurar que las víctimas paguen el coste. Una campaña de desprestigio contra la justicia ecuatoriana y, lo peor de todo, yo lo llamo terrorismo judicial, ha planteado más de 25 acciones judiciales contra el Gobierno de Ecuador y las propias víctimas, en forma de denuncias de extorsión o asociación ilícita. Han gastado más de 1.300 millones de dólares en defenderse, para evadir sus responsabilidades. Dése cuenta de la magnitud.
¿Entonces todavía está lejos el final?
Nosotros hemos ganado, pero la empresa es opaca y tiene más de 72 subsidiarias. Lo que hizo en Ecuador fue vender todos los activos. Hoy, tenemos un fallo judicial pero no cómo cobrar la sentencia. Solo encontramos una cuenta bancaria de 152 dólares con 58 centavos. Así que nos vemos obligados a recurrir a cortes extranjeras. Fuimos a Canadá, finalmente la corte de apelación dijo 'sí tenemos jurisdicción y las subsidiarias sí deben responder porque al final es una sola empresa'. También recurrimos a Brasil y a Argentina. Y en pocos meses en el continente europeo e incluso Australia.
¿La indemnización es para regenerar el terreno?
Nunca se pidió un solo centavo para indemnizar a ninguna persona, siempre para reparar el daño causado, limpiar los tóxicos que están en el suelo, en el agua...
¿Pero es posible esa regeneración, no hay daños irreversibles?
Hay elementos que son reparables, otros que se puede disminuir el impacto a niveles que no sean un riesgo para la vida y otros que son irreparables. Hay dos culturas indígenas que desaparecieron, ¿cómo reparas eso? No puedes reparar ese tipo de cosas, pero sí eliminar los tóxicos.
También querían una reparación moral.
Ese era el sueño nuestro, porque además de todo el daño psicológico, físico, al ecosistema, a la cultura indígena, durante los veinte años de juicio se hizo daño a las propias víctimas. Por ejemplo, lo que decían de que la Amazonía no era un lugar para seres humanos, que los casos de cáncer eran culpa de la falta de aseo... El juez ordenó que se pidan disculpas públicas como una medida de reparación psicológica. Y que si no pedían disculpas debían pagar el doble. No las pidieron. Pero la Corte Suprema de Ecuador consideró que no existe una ley expresa que obligue a pedir disculpas públicas y eliminó esa parte de la sentencia.
¿Es ésta una cuestión de derechos humanos?
Es un tema de derechos humanos. De derecho a la vida. Derecho a un ambiente sano. Derecho al desarrollo, a la cultura indígena y derecho a la justicia.
¿Cómo se atrevió este David a enfrentarse a Goliat?
Fue posible gracias a la colaboración de bufetes de abogados norteamericanos y ecuatorianos que lo financiaban, una inversión a riesgo. La empresa maneja cinco veces más dinero que Ecuador, un país pequeño y pobre. Pero nosotros teníamos la razón. Recibimos el apoyo de famosos, actores. Y la voluntad de mucha gente.
¿La lucha no ha terminado?
Estamos en el camino. Hemos avanzado el 99 % del caso pero estoy convencido de que lo peor está aún por llegar. Quieren evitar como sea el precedente.
¿Porque puede repetirse? En la costa valenciana hay polémica por las prospecciones petrolíferas.
No se puede pensar que ninguna otra empresa vaya a causar un daño igual, ni en el país más débil del mundo. Pero pensar que la industria no causará daño, tampoco. Aquí entra el nivel de responsabilidad de las empresas y de los Gobiernos y los controles locales.
Supongo que le habrán dicho mil veces que hoy por hoy no se puede prescindir del petróleo.
No estamos en contra de la industria como tal. Si yo dijera no al petróleo, no volarían aviones ni circularían coches y nos quedaríamos paralizados. Aunque existe la necesidad de investigar otras fuentes energéticas mucho más limpias, que sí existen, el problema es la forma en que se hacen las cosas. Si todos exigimos que haya respeto, responsabilidad por el medio ambiente, la gente, la cultura, el agua, el país, el derecho internacional, la cosa es diferente.
Esta es, además, su historia de superación personal. Tengo entendido que usted estudió Derecho a distancia (con ayuda de frailes capuchinos españoles) para defender esta causa.
Bueno, en gran parte sí. Pero si hay éxito no es de los abogados, es de los 30.000 indígenas y campesinos, distintos entre sí, que llevan más de veinte años codo con codo poniendo de lado cualquier cosa particular y poniendo por delante el interés común. Es una gran lección. Yo soy solo un pequeño objeto, sí es verdad que este caso ocupa el 99 % de mi tiempo.
¿El precio en desgaste, presiones, etc. ha sido elevado?
¿Por qué cree que tengo tantas arrugas y canas? (sonríe)
¿Y en ningún momento en todo este tiempo pensó en tirar la toalla?
No, en este caso lo que está en juego para nosotros no es el dinero, es la vida. Mis hijos viven en la Amazonía ecuatoriana, viven en la zona afectada, puedo cogerlos y salir de allí pero eso sería correr el problema. ¿Qué pasa con el resto? Un dicho nuestro es «O todos en la cama o todos en el suelo». Seguiremos no sólo hasta cobrar, sino hasta reparar el daño y que mis hijos y mis nietos vivan con dignidad en esa misma tierra.
Fuente: www.levante-emv.com
´La industria petrolera segó en la Amazonía vidas, ríos y dos tribus indígenas, ¿cómo se repara eso?´
Reviewed by luis
on
2/13/2014
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