Lecciones energéticas de Noruega (I) @bguzqueda
Noruega el estado monárquico de Europa septentrional, cuya forma de gobierno es democrática parlamentaria está entre los cinco exportadores de petróleo del mundo.
Y tiene lecciones valiosas que los latinoamericanos deberíamos aprender.
Su industria petrolera representa una cuarta parte de su PIB desde los años 60 cuando cambió su matriz económica de la industria pesquera a la petrolera, dejando de importar petróleo e impulsar adicionalmente la hidroelectricidad.
Noruega alcanzó producir 3,4 millones de barriles/día en promedio (2005).
Reorganizó su esquema político, legislativo y normativo en la industria: insertó al estado en la exploración, producción y comercialización de petróleo a través de su compañía estatal Statoil, cuyas explotaciones son en mayoría off-shore.
La buena iniciativa de Noruega, de casi 6 millones de habitantes, fue que en los 80 creó un fondo petrolero para administrar gran parte de los ingresos por venta de derivados de hidrocarburos.
El gobierno de turno no importando de qué partido sea sólo puede gastar una cifra de menos de 5% del dinero generado por la venta de petróleo/gas. Apostaron fuertemente a jugar en portafolios de capital: los recursos de ese fondo se invierten permanentemente en activos financieros (acciones de otras compañías internacionales, bonos, deuda soberana y otros títulos fuera del país).
Para ello, obviamente, han preparado generaciones de expertos analistas en finanzas energéticas, ejecutivos con enfoque a negocios y políticos que hagan legislación especializada y con visión más allá de gobiernos y más bien pensando en futuro.
La renta petrolera (conceptualmente todos los ingresos por venta de petróleo, gas natural o derivados) que Venezuela y Bolivia “utilizan” (¿despilfarran?) a mano llena, en Noruega la invierten.
Este juego de negocios (inversiones, bolsa, etc) -por supuesto con cuidados y análisis del caso- han generado resultados y rendimientos: lograron el denominado “círculo virtuoso”: vale decir: generar dinero a través del dinero. Y ese “capital semilla” viene de los hidrocarburos.
Este año ese fondo acumuló más de 828.600 millones de dólares (¡800.000 millones!).
Bolivia apenas tiene 14.000 millones de RIN (reserva internacional neta) que dicho sea de paso están acrecentando intereses de bancos fuera de Bolivia sin generar rendimientos adecuados para el país.
Sólo para anotar: Bolivia desde la gestión 2005 -con los buenos precios internacionales del barril de petróleo y la formalización del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH)- recibió cantidades gigantes de dinero por concepto de “renta” (más de la mitad de las exportaciones corresponden al sector hidrocarburos). Lo que no se hizo fue tomar precaución en un fondo dineros para –por ejemplo- generar rendimientos e inversiones en infraestructura.
En la próxima entrega compararemos el tema de Noruega y Venezuela.
Por: BORIS SANTOS GÓMEZ
@bguzqueda
Y tiene lecciones valiosas que los latinoamericanos deberíamos aprender.
Su industria petrolera representa una cuarta parte de su PIB desde los años 60 cuando cambió su matriz económica de la industria pesquera a la petrolera, dejando de importar petróleo e impulsar adicionalmente la hidroelectricidad.
Noruega alcanzó producir 3,4 millones de barriles/día en promedio (2005).
Reorganizó su esquema político, legislativo y normativo en la industria: insertó al estado en la exploración, producción y comercialización de petróleo a través de su compañía estatal Statoil, cuyas explotaciones son en mayoría off-shore.
La buena iniciativa de Noruega, de casi 6 millones de habitantes, fue que en los 80 creó un fondo petrolero para administrar gran parte de los ingresos por venta de derivados de hidrocarburos.
El gobierno de turno no importando de qué partido sea sólo puede gastar una cifra de menos de 5% del dinero generado por la venta de petróleo/gas. Apostaron fuertemente a jugar en portafolios de capital: los recursos de ese fondo se invierten permanentemente en activos financieros (acciones de otras compañías internacionales, bonos, deuda soberana y otros títulos fuera del país).
Para ello, obviamente, han preparado generaciones de expertos analistas en finanzas energéticas, ejecutivos con enfoque a negocios y políticos que hagan legislación especializada y con visión más allá de gobiernos y más bien pensando en futuro.
La renta petrolera (conceptualmente todos los ingresos por venta de petróleo, gas natural o derivados) que Venezuela y Bolivia “utilizan” (¿despilfarran?) a mano llena, en Noruega la invierten.
Este juego de negocios (inversiones, bolsa, etc) -por supuesto con cuidados y análisis del caso- han generado resultados y rendimientos: lograron el denominado “círculo virtuoso”: vale decir: generar dinero a través del dinero. Y ese “capital semilla” viene de los hidrocarburos.
Este año ese fondo acumuló más de 828.600 millones de dólares (¡800.000 millones!).
Bolivia apenas tiene 14.000 millones de RIN (reserva internacional neta) que dicho sea de paso están acrecentando intereses de bancos fuera de Bolivia sin generar rendimientos adecuados para el país.
Sólo para anotar: Bolivia desde la gestión 2005 -con los buenos precios internacionales del barril de petróleo y la formalización del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH)- recibió cantidades gigantes de dinero por concepto de “renta” (más de la mitad de las exportaciones corresponden al sector hidrocarburos). Lo que no se hizo fue tomar precaución en un fondo dineros para –por ejemplo- generar rendimientos e inversiones en infraestructura.
En la próxima entrega compararemos el tema de Noruega y Venezuela.
Por: BORIS SANTOS GÓMEZ
@bguzqueda
Lecciones energéticas de Noruega (I) @bguzqueda
Reviewed by luis
on
12/01/2014
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