Buscando inversiones en un mundo de precios bajos @bguzqueda #especial
La caída de precios del barril de petróleo afectará en lo inmediato a las finanzas de Bolivia.
Adicionalmente hay dos golpes que eso ocasionará y que aún no se los dimensionó: primero, que será muy complicado buscar inversionistas internacionales para que inviertan en negocios de exploración/producción/refino de petróleo/gas en el país, dado los precios bajos; y segundo, esta coyuntura obligará, técnicamente, a que el Estado boliviano sea el (¿único?) gran inversor del sector de hidrocarburos. Vale decir que el Estado tendrá que -finalmente- disponer gran parte de las RIN (reserva internacional neta) en proyectos del sector; si es que realmente quiere impulsar la industria gasífera en el quinquenio.
Ahora sí, definitivamente, se necesita un nuevo marco normativo, legislativo y regulatorio. Una cosa es ser presidente de un país con el precio de barril a 100 USD y otra diferente a 40 USD. Y esa comparación gráfica se puede atribuir a países como Venezuela (petrolero) o Bolivia (gasífero).
Primero que nada felicitaría si el nuevo ministro boliviano del sector hidrocarburos sea parte de nuevas generaciones de bolivianos menores de 50 años dispuestos a construir una visión diferente a la actual.
Vuelvo a sugerir al Parlamento que -en el marco de la discusión de una nueva Ley de Hidrocarburos- se redefina los roles del Ministerio, de la Agencia de hidrocarburos y de las compañías estatales de petróleo y de industrialización de gas.
Un paso significativo en esta sugerida reforma energética boliviana sería que el Ministro de Hidrocarburos sea al mismo tiempo presidente de YPFB para tener el mando político adecuado y manejar la política energética que hoy más que nunca se moverá en aguas complicadas.
Con ese elemento -y buscando una ley sectorial con las estatales convertidas en corporaciones institucionalizadas alejadas del tema partidario- se tendría que priorizar el desarrollo de las actividades de explotación/exploración.
Debe haber nuevas metas: no es extraño pensar para este quinquenio y con inversión adecuada, alcanzar producción de más de 100 MMmcd de Gas Natural y aproximadamente 100 Mbpd de líquidos. El tema de electricidad (generación térmica) para exportación es tema complicado y para otro análisis. Obviamente para ello se debe considerar de una vez movilizar parte de las RIN e invertir mayores montos que los señalados, pero en el marco de una reforma integral al sector.
Urge upgrade mejora y expansiones en sistemas de transporte, logística y almacenaje. Además inversión en el sistema boliviano de refino.
Continuar inversiones en mejoramiento permanente de infraestructura de plantas de extracción de líquidos de la corriente de Gas Natural, para contar con nuevos volúmenes de GLP.
Finalmente re-valorizar el rol de la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos (EBIH), porque la fase de industrialización debería comenzar con un “proyecto estrella”, dar el salto cualitativo en ese acápite: implementación de un proyecto GTL (que de todas formas viene ya establecido en anteriores planes de inversión y a ser ejecutado por la EBIH).
En el marco de una Nueva Política Energética (NPE), que el país podría debatir e implementar con urgencia, se debe adecuar, uniformar y tener en cuenta un solo Plan Maestro (actualmente existen varios planes trazados por la administración estatal: el Plan de Inversiones 2009-2015, Plan de Industrialización 2011-2020, Plan de Exploración 2011- 2020 y Plan sectorial de Hidrocarburos de la Agenda Patriótica 2025). Armonizar y redactar una sola visión boliviana con su respectivo Plan Maestro, sería ideal. A estos se suman los planes de corto y mediano plazo, como ser el Plan Estratégico Corporativo 2015-2019 y el Plan Anual Corporativo 2015, que señalan estrategias, proyectos, resultados y metas a alcanzar en el sector de hidrocarburos.
La época de “parches” e improvisaciones terminó. Debe encararse una real transformación del sector energético boliviano: nueva ley, instituciones fortalecidas e institucionalizadas e inversiones a escala desde el Estado; las inversiones proyectadas no van a ser suficientes si es que realmente se desea dar el paso real a la industrialización (se anunció inversión de USD 2.400 millones en toda la cadena del sector y sólo 1.430 millones corresponden a exploración/explotación). Urge apurar inversiones para que ingrese a funcionar la Planta de Amoniaco y Urea (aún en construcción).
Finalmente se ratifica la voluntad de la sociedad civil organizada en contribuir a la deliberación de una NPE a través de un Consejo nacional de energía e hidrocarburos que colabore al Legislativo en la redacción de la nueva ley; y al ministro del sector en establecer un Plan Maestro.
Por: Boris Santos Gómez
El autor es consultor del sector privado.
@bguzqueda
Adicionalmente hay dos golpes que eso ocasionará y que aún no se los dimensionó: primero, que será muy complicado buscar inversionistas internacionales para que inviertan en negocios de exploración/producción/refino de petróleo/gas en el país, dado los precios bajos; y segundo, esta coyuntura obligará, técnicamente, a que el Estado boliviano sea el (¿único?) gran inversor del sector de hidrocarburos. Vale decir que el Estado tendrá que -finalmente- disponer gran parte de las RIN (reserva internacional neta) en proyectos del sector; si es que realmente quiere impulsar la industria gasífera en el quinquenio.
Ahora sí, definitivamente, se necesita un nuevo marco normativo, legislativo y regulatorio. Una cosa es ser presidente de un país con el precio de barril a 100 USD y otra diferente a 40 USD. Y esa comparación gráfica se puede atribuir a países como Venezuela (petrolero) o Bolivia (gasífero).
Primero que nada felicitaría si el nuevo ministro boliviano del sector hidrocarburos sea parte de nuevas generaciones de bolivianos menores de 50 años dispuestos a construir una visión diferente a la actual.
Vuelvo a sugerir al Parlamento que -en el marco de la discusión de una nueva Ley de Hidrocarburos- se redefina los roles del Ministerio, de la Agencia de hidrocarburos y de las compañías estatales de petróleo y de industrialización de gas.
Un paso significativo en esta sugerida reforma energética boliviana sería que el Ministro de Hidrocarburos sea al mismo tiempo presidente de YPFB para tener el mando político adecuado y manejar la política energética que hoy más que nunca se moverá en aguas complicadas.
Con ese elemento -y buscando una ley sectorial con las estatales convertidas en corporaciones institucionalizadas alejadas del tema partidario- se tendría que priorizar el desarrollo de las actividades de explotación/exploración.
Debe haber nuevas metas: no es extraño pensar para este quinquenio y con inversión adecuada, alcanzar producción de más de 100 MMmcd de Gas Natural y aproximadamente 100 Mbpd de líquidos. El tema de electricidad (generación térmica) para exportación es tema complicado y para otro análisis. Obviamente para ello se debe considerar de una vez movilizar parte de las RIN e invertir mayores montos que los señalados, pero en el marco de una reforma integral al sector.
Urge upgrade mejora y expansiones en sistemas de transporte, logística y almacenaje. Además inversión en el sistema boliviano de refino.
Continuar inversiones en mejoramiento permanente de infraestructura de plantas de extracción de líquidos de la corriente de Gas Natural, para contar con nuevos volúmenes de GLP.
Finalmente re-valorizar el rol de la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos (EBIH), porque la fase de industrialización debería comenzar con un “proyecto estrella”, dar el salto cualitativo en ese acápite: implementación de un proyecto GTL (que de todas formas viene ya establecido en anteriores planes de inversión y a ser ejecutado por la EBIH).
En el marco de una Nueva Política Energética (NPE), que el país podría debatir e implementar con urgencia, se debe adecuar, uniformar y tener en cuenta un solo Plan Maestro (actualmente existen varios planes trazados por la administración estatal: el Plan de Inversiones 2009-2015, Plan de Industrialización 2011-2020, Plan de Exploración 2011- 2020 y Plan sectorial de Hidrocarburos de la Agenda Patriótica 2025). Armonizar y redactar una sola visión boliviana con su respectivo Plan Maestro, sería ideal. A estos se suman los planes de corto y mediano plazo, como ser el Plan Estratégico Corporativo 2015-2019 y el Plan Anual Corporativo 2015, que señalan estrategias, proyectos, resultados y metas a alcanzar en el sector de hidrocarburos.
La época de “parches” e improvisaciones terminó. Debe encararse una real transformación del sector energético boliviano: nueva ley, instituciones fortalecidas e institucionalizadas e inversiones a escala desde el Estado; las inversiones proyectadas no van a ser suficientes si es que realmente se desea dar el paso real a la industrialización (se anunció inversión de USD 2.400 millones en toda la cadena del sector y sólo 1.430 millones corresponden a exploración/explotación). Urge apurar inversiones para que ingrese a funcionar la Planta de Amoniaco y Urea (aún en construcción).
Finalmente se ratifica la voluntad de la sociedad civil organizada en contribuir a la deliberación de una NPE a través de un Consejo nacional de energía e hidrocarburos que colabore al Legislativo en la redacción de la nueva ley; y al ministro del sector en establecer un Plan Maestro.
Por: Boris Santos Gómez
El autor es consultor del sector privado.
@bguzqueda
Buscando inversiones en un mundo de precios bajos @bguzqueda #especial
Reviewed by luis
on
2/02/2015
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