El rebote petrolero: “mercado bull” fallido
El mercado anda vuelto loco, muy volátil, y la muestra más evidente se observa en las escalas que han alcanzado los precios del petróleo.
El viernes pasado, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, decidió anunciar un recorte en el gasto público ante la caída del precio del crudo y la perspectiva de que permanecerá deprimido por mucho tiempo.
Ese ajuste presupuestal se interpretó como una medida de carácter preventivo, casi pensando en lo que puede acaecer el año que viene en caso de que el precio del petróleo no repunte.
Pues bien, fue decirlo, hacerlo y el precio del barril, de manera violenta e inesperada, rebotó 20% en apenas cuatro días, lo que lo convierte de repente en un “mercado bull” o alcista definido justamente así, con un alza de 20 por ciento respecto a su reciente mínimo.
Ese comportamiento se observó en ambas referencias del mercado, tanto el petróleo tipo West Texas Intermediate (WTI), como en el Brent.
El pasado miércoles el barril del WTI terminó en US$44,45, un nuevo mínimo desde marzo de 2009. Pero cuatro días después, el martes, la cotización de ese energético llegó a precio máximo intradía de US$54.24, lo que suponía un ascenso de 22% en ese periodo.
Desafortunadamente, el rally se desinfló en las últimas horas de negociación, quizás por el vértigo que produjo esa misma situación de entrar en un “mercado bull” en apenas cuatro días. No obstante, el cierre del WTI fue de US$51.66, un incremento de 16.2%.
El que sí ha logrado aumentar más de 20% desde su reciente mínimo, y entrar en esa categoría de “mercado bull” es el crudo tipo Brent.
Su escala más baja que tocó ese tipo de energético europeo en este ciclo bajista fue el pasado 13 de enero, cuando cerró en US$46,59.
Pero el martes concluyó la jornada en US$56,98, lo que supone un rendimiento de 22,3% en un poco más de medio mes. Por lo tanto, el Brent sí, técnicamente, es un “mercado bull”.
Reacción del mercado. En esencia, la fuerte reacción al alza de los precios del petróleo en los últimos días fue una respuesta del mercado a las noticias referentes a los cierres de plataformas petroleras y a la reducción de los presupuestos de gasto en capital de las grandes compañías energéticas.
Como se sabe, la estrategia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, consistía en provocar un desplome lo más rápido y violento posible en los precios del crudo con el fin de destrozar, cuanto antes, a los productores estadunidenses, cuya costosas inversiones de exploración y explotación en complejos pozos petroleros de perforación horizontal y fracturación hidráulica dejarían de ser rentables. Estrategia que, al parecer, empieza a rendir algunos frutos.
Moderan producción. Según el conteo de plataformas petroleras que elabora la firma Baker Hughes, la semana pasada dejaron de operar 94 plataformas, una caída récord desde que se empezaron a compilar estas cifras en 1987.
De hecho, el cierre de plataformas ha sido estrepitoso. Apenas en octubre se alcanzó un máximo de mil 609 plataformas en operación. En la semana terminada el 30 de enero de este año, el número de plataformas en funcionamiento había descendido en 386 para situarse en mil 223 unidades, lo que supone un mínimo de tres años: pozos que eran rentables con los precios del petróleo elevados, han dejado de serlo de la noche a la mañana, lo que ha propiciado que algunas firmas cierren la persiana.
Inversionistas cautelosos Pero además, con el precio del petróleo por los suelos, muchos planes de exploración y explotación han sido desechados porque ya no son negocio, por lo que el gasto en capital (Capex) de las empresas petroleras se han recortado de forma drástica.
La firma British Petroleum (BP) va a recortar su capex en 13 por ciento para este año a 20 mil millones de dólares (mdd). También la petrolera Chevron, la segunda compañía petrolera más grande de Estados Unidos, reducirá su presupuesto de inversión en 13 por ciento, respecto a lo gastado en 2014, en tanto la anglo-holandesa Royal Dutch Shell disminuirá su gasto planeado en 15 mil mdd para los próximos tres años al tiempo que planea desmantelar una de sus principales plataformas petroleras en el mar del Norte, el complejo Brent Delta, situación que se maneja por dejar de ser rentable su operación con los actuales precios bajos del energético.
Por su parte, la empresa ConocoPhillips, que ya había cercenado su presupuesto de inversión en diciembre en 20%, a US$13.500M anunció la semana pasada otro recorte de US$2.000M para dejarlo en US$11.500M.
En China, el gigante CNOOC anunció una reducción de entre 26,1% y 35,4% en su Capex para 2015 respecto a lo ejercido en 2014.
Menor actividad laboral. La reestructuración de proyectos y redireccionamiento de costos que ha provocado el derrumbe del precio del petróleo, también se ha traducido en despidos.
La compañía más agresiva fue la de servicios petroleros Schlumberger, que anunció la salida de nueve mil trabajadores en tanto su rival, Halliburton, despidió a mil empleados en diciembre, y previó que vendrán más. Baker Hughes, que se está fusionando con Halliburton, redujo su plantilla en siete mil personas, lo que significó una reducción de 11 por ciento de su fuerza laboral.
Desde que empezó la hecatombe petrolera, hasta enero de este año, se han perdido en torno a 31 mil trabajadores han perdido su empleo, siendo los estados más petroleros, Texas y Dakota del Norte, los más afectados.
Sin embargo, ayer el rally petrolero sufrió un abrupto revés. De nuevo el crudo tipo WTI y el Brent descendían con fuerza tras conocerse el crecimiento de los inventarios de crudo.
En la semana que terminó el 30 de enero, los stocks se incrementaron en 6.33 millones de barriles, casi el doble de lo estimado por los analistas, lo que situó la escala de inventarios en 413.1 millones de barriles, cifra récord desde 1982, cuando se empezaron a recopilar estos datos.
De hecho, en las últimas cuatro semanas, los stocks se elevaron en más de 30 millones, un ritmo de acumulación que nunca antes se había visto en Estados Unidos.
En efecto, pese al cierre de plataformas petroleras, ese impacto en la producción de crudo ha sido marginal.
Producción constante. En Estados Unidos se siguen extrayendo más de nueve millones de barriles al día, algo que ha sucedido de manera ininterrumpida desde octubre, situándose en máximos de más de tres décadas.
Según los cálculos, la estrategia de Arabia Saudita no hará muchos estragos en la producción.
La Administración de Información de Energía de Estados Unidos prevé que este año la producción diaria alcance 9.31 millones.
De hecho, esas cifras récord coinciden con una demanda que permanece débil debido a la desaceleración de China y los países emergentes, el estancamiento europeo y la recesión en Japón.
En consecuencia, sigue habiendo una superabundancia de barriles de petróleo cuyo exceso se acumula en más inventarios.
Contratos, clave en el mercado. Por otro lado, la curva de futuros del petróleo es positiva, esto es, el barril es más caro si se entrega en el futuro en vez de venderlo en el mercado spot o diario, donde cotiza más barato.
Esa situación es un incentivo para que las petroleras prefieran acumular más crudo en stocks con el fin de entregarlo en el futuro a un mejor precio en vez de venderlo en el mercado spot, donde ganaría menos en un mercado cuyos márgenes están de por sí castigados.
Por tanto, el mundo sigue anegado de petróleo: los esfuerzos sauditas se empiezan a sentir en el desmantelamiento de algunas plataformas, las más caras, y en los planes de inversión futuro. Pero no en la actual producción petrolera y en la acumulación de inventarios, que siguen en niveles récord o muy cerca.
De hecho, si nos atenemos a la ley de la oferta y la demanda que es la que nos enseñaron que rige para establecer los precios de mercado, la virulenta alza en las cotizaciones del crudo en las últimas jornadas es posiblemente una “sobrerreacción” de los bulls o inversionistas alcistas que será aprovechada para vender a un mejor precio, para que los bears o bajistas salgan en tropel.
Aún hay una plétora de “oro negro” en el mundo, hay petróleo para aventar, tanto en producción como en inventarios, y eso significa precios bajos por un buen rato.
En la jornada de ayer el precio del crudo tipo WTI se hundía otra vez, ahora ocho por ciento.
Así que el gobierno federal hizo bien en prevenirse, medida que siempre resulta mejor que curarse.
Fuente: Excelsior.com.mx
El viernes pasado, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, decidió anunciar un recorte en el gasto público ante la caída del precio del crudo y la perspectiva de que permanecerá deprimido por mucho tiempo.
Ese ajuste presupuestal se interpretó como una medida de carácter preventivo, casi pensando en lo que puede acaecer el año que viene en caso de que el precio del petróleo no repunte.
Pues bien, fue decirlo, hacerlo y el precio del barril, de manera violenta e inesperada, rebotó 20% en apenas cuatro días, lo que lo convierte de repente en un “mercado bull” o alcista definido justamente así, con un alza de 20 por ciento respecto a su reciente mínimo.
Ese comportamiento se observó en ambas referencias del mercado, tanto el petróleo tipo West Texas Intermediate (WTI), como en el Brent.
El pasado miércoles el barril del WTI terminó en US$44,45, un nuevo mínimo desde marzo de 2009. Pero cuatro días después, el martes, la cotización de ese energético llegó a precio máximo intradía de US$54.24, lo que suponía un ascenso de 22% en ese periodo.
Desafortunadamente, el rally se desinfló en las últimas horas de negociación, quizás por el vértigo que produjo esa misma situación de entrar en un “mercado bull” en apenas cuatro días. No obstante, el cierre del WTI fue de US$51.66, un incremento de 16.2%.
El que sí ha logrado aumentar más de 20% desde su reciente mínimo, y entrar en esa categoría de “mercado bull” es el crudo tipo Brent.
Su escala más baja que tocó ese tipo de energético europeo en este ciclo bajista fue el pasado 13 de enero, cuando cerró en US$46,59.
Pero el martes concluyó la jornada en US$56,98, lo que supone un rendimiento de 22,3% en un poco más de medio mes. Por lo tanto, el Brent sí, técnicamente, es un “mercado bull”.
Reacción del mercado. En esencia, la fuerte reacción al alza de los precios del petróleo en los últimos días fue una respuesta del mercado a las noticias referentes a los cierres de plataformas petroleras y a la reducción de los presupuestos de gasto en capital de las grandes compañías energéticas.
Como se sabe, la estrategia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, consistía en provocar un desplome lo más rápido y violento posible en los precios del crudo con el fin de destrozar, cuanto antes, a los productores estadunidenses, cuya costosas inversiones de exploración y explotación en complejos pozos petroleros de perforación horizontal y fracturación hidráulica dejarían de ser rentables. Estrategia que, al parecer, empieza a rendir algunos frutos.
Moderan producción. Según el conteo de plataformas petroleras que elabora la firma Baker Hughes, la semana pasada dejaron de operar 94 plataformas, una caída récord desde que se empezaron a compilar estas cifras en 1987.
De hecho, el cierre de plataformas ha sido estrepitoso. Apenas en octubre se alcanzó un máximo de mil 609 plataformas en operación. En la semana terminada el 30 de enero de este año, el número de plataformas en funcionamiento había descendido en 386 para situarse en mil 223 unidades, lo que supone un mínimo de tres años: pozos que eran rentables con los precios del petróleo elevados, han dejado de serlo de la noche a la mañana, lo que ha propiciado que algunas firmas cierren la persiana.
Inversionistas cautelosos Pero además, con el precio del petróleo por los suelos, muchos planes de exploración y explotación han sido desechados porque ya no son negocio, por lo que el gasto en capital (Capex) de las empresas petroleras se han recortado de forma drástica.
La firma British Petroleum (BP) va a recortar su capex en 13 por ciento para este año a 20 mil millones de dólares (mdd). También la petrolera Chevron, la segunda compañía petrolera más grande de Estados Unidos, reducirá su presupuesto de inversión en 13 por ciento, respecto a lo gastado en 2014, en tanto la anglo-holandesa Royal Dutch Shell disminuirá su gasto planeado en 15 mil mdd para los próximos tres años al tiempo que planea desmantelar una de sus principales plataformas petroleras en el mar del Norte, el complejo Brent Delta, situación que se maneja por dejar de ser rentable su operación con los actuales precios bajos del energético.
Por su parte, la empresa ConocoPhillips, que ya había cercenado su presupuesto de inversión en diciembre en 20%, a US$13.500M anunció la semana pasada otro recorte de US$2.000M para dejarlo en US$11.500M.
En China, el gigante CNOOC anunció una reducción de entre 26,1% y 35,4% en su Capex para 2015 respecto a lo ejercido en 2014.
Menor actividad laboral. La reestructuración de proyectos y redireccionamiento de costos que ha provocado el derrumbe del precio del petróleo, también se ha traducido en despidos.
La compañía más agresiva fue la de servicios petroleros Schlumberger, que anunció la salida de nueve mil trabajadores en tanto su rival, Halliburton, despidió a mil empleados en diciembre, y previó que vendrán más. Baker Hughes, que se está fusionando con Halliburton, redujo su plantilla en siete mil personas, lo que significó una reducción de 11 por ciento de su fuerza laboral.
Desde que empezó la hecatombe petrolera, hasta enero de este año, se han perdido en torno a 31 mil trabajadores han perdido su empleo, siendo los estados más petroleros, Texas y Dakota del Norte, los más afectados.
Sin embargo, ayer el rally petrolero sufrió un abrupto revés. De nuevo el crudo tipo WTI y el Brent descendían con fuerza tras conocerse el crecimiento de los inventarios de crudo.
En la semana que terminó el 30 de enero, los stocks se incrementaron en 6.33 millones de barriles, casi el doble de lo estimado por los analistas, lo que situó la escala de inventarios en 413.1 millones de barriles, cifra récord desde 1982, cuando se empezaron a recopilar estos datos.
De hecho, en las últimas cuatro semanas, los stocks se elevaron en más de 30 millones, un ritmo de acumulación que nunca antes se había visto en Estados Unidos.
En efecto, pese al cierre de plataformas petroleras, ese impacto en la producción de crudo ha sido marginal.
Producción constante. En Estados Unidos se siguen extrayendo más de nueve millones de barriles al día, algo que ha sucedido de manera ininterrumpida desde octubre, situándose en máximos de más de tres décadas.
Según los cálculos, la estrategia de Arabia Saudita no hará muchos estragos en la producción.
La Administración de Información de Energía de Estados Unidos prevé que este año la producción diaria alcance 9.31 millones.
De hecho, esas cifras récord coinciden con una demanda que permanece débil debido a la desaceleración de China y los países emergentes, el estancamiento europeo y la recesión en Japón.
En consecuencia, sigue habiendo una superabundancia de barriles de petróleo cuyo exceso se acumula en más inventarios.
Contratos, clave en el mercado. Por otro lado, la curva de futuros del petróleo es positiva, esto es, el barril es más caro si se entrega en el futuro en vez de venderlo en el mercado spot o diario, donde cotiza más barato.
Esa situación es un incentivo para que las petroleras prefieran acumular más crudo en stocks con el fin de entregarlo en el futuro a un mejor precio en vez de venderlo en el mercado spot, donde ganaría menos en un mercado cuyos márgenes están de por sí castigados.
Por tanto, el mundo sigue anegado de petróleo: los esfuerzos sauditas se empiezan a sentir en el desmantelamiento de algunas plataformas, las más caras, y en los planes de inversión futuro. Pero no en la actual producción petrolera y en la acumulación de inventarios, que siguen en niveles récord o muy cerca.
De hecho, si nos atenemos a la ley de la oferta y la demanda que es la que nos enseñaron que rige para establecer los precios de mercado, la virulenta alza en las cotizaciones del crudo en las últimas jornadas es posiblemente una “sobrerreacción” de los bulls o inversionistas alcistas que será aprovechada para vender a un mejor precio, para que los bears o bajistas salgan en tropel.
Aún hay una plétora de “oro negro” en el mundo, hay petróleo para aventar, tanto en producción como en inventarios, y eso significa precios bajos por un buen rato.
En la jornada de ayer el precio del crudo tipo WTI se hundía otra vez, ahora ocho por ciento.
Así que el gobierno federal hizo bien en prevenirse, medida que siempre resulta mejor que curarse.
Fuente: Excelsior.com.mx
El rebote petrolero: “mercado bull” fallido
Reviewed by luis
on
2/05/2015
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