Bolivia necesita una reforma energética @bguzqueda

México podría ser un buen modelo de reforma del sistema legislativo, político y normativo del sector energético. Para armar la estructura de la Reforma Energética (RE) mexicana el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto presentó al Parlamento un ‘paquete’ de ocho leyes de reglamentación. La RE es un nuevo modelo de gestión política en hidrocarburos, gas, petróleo y nuevas energías, y la de mayor vanguardia en 70 años.

Ese paquete daría funcionalidad a la RE estableciendo un nuevo tratamiento impositivo, tipos de contratos que se firmarán con compañías privadas para que participen en upstream/downstream, reducción de precios de gas natural y electricidad (en plazo de dos años), fijar precios máximos a combustibles, generar 500.000 nuevos empleos en la industria (hasta 2018), aumentar la producción de petróleo (500.000 barriles para 2018 y llegar a un millón hacia 2025). En gas natural, incrementará la producción de 5.700.000 pies cúbicos diarios (2013) a 8.000.000.000 en 2018, con la expansión adicional de 10.000 kilómetros del sistema de gasoductos.

Toda una verdadera innovación en materia de atracción de capitales frescos internacionales a operaciones que necesariamente necesitan alianzas estratégicas con multinacionales, tecnología de punta y regulación estatal moderna, permitiendo a México reposicionarse como un país que se autoabastece de combustibles y ser, al mismo tiempo, vanguardista en operaciones de hidrocarburos. En gas-química habrá también avances: se incrementará la producción de fertilizantes evitando el despilfarro por importaciones de $us 400 millones anuales.

En tema de energía México tiene expertos de primer nivel. A partir de 2015, el propio ministro de Energía aseguró que se pondrá fin a los ‘gasolinazos’ y el ajuste al precio de gasolinas y diésel será proporcional a la inflación anual, con lo que habrá aumentos moderados fijándoles precios máximos. Además, a partir de 2019 se abriría el mercado de gasolinas a la libre importación y comercialización, con lo que los usuarios podrían en 2020 tener acceso a diferentes calidades/precios/marcas de combustible. Liberación total –y muy saludable– de la oferta de combustibles, creando escenarios de alta competitividad y atención al usuario. Se destaca, además, que la petrolera estatal (Pemex) seguirá siendo mexicana, sin privatizarse, pero con un rol mucho más corporativo en la industria energética.

¡Bien por México! Este quinquenio, definitivamente, el Poder Ejecutivo boliviano tendría que gestionar una profunda reforma del sector energético

Por: BORIS SANTOS GÓMEZ ÚZQUEDA
@bguzqueda