¿Qué haremos con el petróleo barato? #especial
La caída de los precios internacionales del petróleo acarreará cambios en la economía y en la política. Está claro que los países exportadores tendrán que realizar ajustes en sus planes de inversión y explotación a corto plazo, y aquellos que colocaron sus fondos de reserva en empresas globales quizá salgan a vender. Como la baja del crudo viene normalmente acompañada de la depresión en las cotizaciones de otras materias primas, el impacto en el crecimiento económico –que ya fue modesto, 1.2 por ciento, en la región en 2014– será más sensible en 2015 y 2016.
Eso significa sacrificio de empleos y desequilibrios fiscales. Las empresas que han manejado el negocio sufrirán reestructuraciones drásticas, pues el nuevo escenario las vuelve insostenibles bajo el patrón tradicional. A eso se suman los escándalos de corrupción, como ahora en Petrobras, que mantiene en un hilo a la clase política brasileña, bajo investigación judicial. La presión de las nuevas clases medias va a generar tensiones sociales en las calles, que inevitablemente se trasladarán a la arena política. Los gobiernos de izquierda y centro izquierda en Sudamérica aprendieron a administrar la bonanza, expandiendo los servicios sociales y de infraestructura, lo cual propició la reducción neta de la pobreza y alentar unas clases medias vigorosas.
Ese brillo político se perderá en los próximos años. Venezuela es el caso más dramático por el deterioro general de las condiciones de vida de la población, la proverbial inhabilidad del manejo de la política económica y la inescapable polarización. Pero las tensiones asoman la cabeza en otros países, como Argentina. Brasil tiene aún que pasar un trago amargo. Y la desaceleración llegará a Perú, pendiente de elecciones; además, Ecuador, Bolivia e incluso Chile y en alguna medida Colombia. Los países que aprendieron a diversificar su economía e invirtieron en capital humano y social estarán en mejores condiciones de atravesar la coyuntura baja.
En teoría los países importadores de petróleo, como los centroamericanos, saldrán beneficiados de la reestructuración del mercado. Pero hasta ahora no hemos hecho una lectura global sobre cómo sacar el jugo en términos de inversiones y empleo. Algunas nubes grises se asomarán porque las inversiones en energía alternativa deberán reajustarse para competir en costos con el petróleo y el gas, y eso puede repercutir en las carteras de crédito. Por lo demás, sin embargo, es una oportunidad que, hasta ahora, solo ha traído mayores dolores de cabeza en el tráfico cotidiano por el aumento del parque vehicular, haciendo más evidente la inutilidad de los gobiernos municipales, al menos en el departamento de Guatemala.
Por: ÉDGAR GUTIÉRREZ
En: elperiodico.com.gt
Eso significa sacrificio de empleos y desequilibrios fiscales. Las empresas que han manejado el negocio sufrirán reestructuraciones drásticas, pues el nuevo escenario las vuelve insostenibles bajo el patrón tradicional. A eso se suman los escándalos de corrupción, como ahora en Petrobras, que mantiene en un hilo a la clase política brasileña, bajo investigación judicial. La presión de las nuevas clases medias va a generar tensiones sociales en las calles, que inevitablemente se trasladarán a la arena política. Los gobiernos de izquierda y centro izquierda en Sudamérica aprendieron a administrar la bonanza, expandiendo los servicios sociales y de infraestructura, lo cual propició la reducción neta de la pobreza y alentar unas clases medias vigorosas.
Ese brillo político se perderá en los próximos años. Venezuela es el caso más dramático por el deterioro general de las condiciones de vida de la población, la proverbial inhabilidad del manejo de la política económica y la inescapable polarización. Pero las tensiones asoman la cabeza en otros países, como Argentina. Brasil tiene aún que pasar un trago amargo. Y la desaceleración llegará a Perú, pendiente de elecciones; además, Ecuador, Bolivia e incluso Chile y en alguna medida Colombia. Los países que aprendieron a diversificar su economía e invirtieron en capital humano y social estarán en mejores condiciones de atravesar la coyuntura baja.
En teoría los países importadores de petróleo, como los centroamericanos, saldrán beneficiados de la reestructuración del mercado. Pero hasta ahora no hemos hecho una lectura global sobre cómo sacar el jugo en términos de inversiones y empleo. Algunas nubes grises se asomarán porque las inversiones en energía alternativa deberán reajustarse para competir en costos con el petróleo y el gas, y eso puede repercutir en las carteras de crédito. Por lo demás, sin embargo, es una oportunidad que, hasta ahora, solo ha traído mayores dolores de cabeza en el tráfico cotidiano por el aumento del parque vehicular, haciendo más evidente la inutilidad de los gobiernos municipales, al menos en el departamento de Guatemala.
Por: ÉDGAR GUTIÉRREZ
En: elperiodico.com.gt
¿Qué haremos con el petróleo barato? #especial
Reviewed by Editor PA
on
3/10/2015
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