El petróleo ya no puede solucionar la escasez y el caos que hunden a Venezuela

El país del miedo. Victoria opositora en los comicios legislativos, después de 17 años, abre una puerta para resolver la crisis. Mientras se concrete, los venezolanos siguen haciendo colas y se encierran en sus casas por la criminalidad amenazante. Con el precio de barril más bajo, el petróleo ya no es suficiente para vivir.

José Alonso es un experto en la reflexología. Con intensos masajes en puntos concretos del cuerpo ha aliviado los dolores en la espalda, la cabeza y el cuello, así como la gastritis y los cólicos menstruales de cientos de personas que acudían a su centro de curación en el sector acomodado del municipio de Baruta. Burócratas del estado de Miranda, empresarios extenuados, periodistas extranjeros estresados, opositores al chavismo y políticos del oficialismo han desfilado por su salita. Historias de sus pacientes tiene miles para contar, pero insiste que “solo dice el pecado más no el pecador".

Cuenta que ya tomó la decisión de tomar sus maletas y partir a un nuevo destino que podría ser Colombia, Chile o Perú. Miami no está dentro de sus planes porque solo los venezolanos que tienen 'biyuyo' (dinero) pueden vivir allá.
Y se va porque a sus cuarenta y tantos años tiene miedo a morirse de un mal y de no encontrar en las farmacias de Caracas el medicamento que necesita.

“Medicinas escasean desde hace más de un año en este país. Imagínate aquellos que deben tomar todos los días por su enfermedad, muchos se van a morir las próximas semanas”.

Es cierto. Hace unos días el presidente de la Federación Farmacéutica de ese país admitió que el desabastecimientos de medicamentos supera el 70 por ciento, incluso para aquellas medicinas complejas como la prednisona y el cellcept, inmunosupresores que evitan el rechazo de órganos trasplantados.

Los antihipertensivos, los anticonceptivos y las pomadas para quemaduras que uno puede hallar en Lima, en la farmacia de la esquina, son escasos también.

Hace una semana, Adriana Medina, una profesional de finanzas, anunció por Twitter que su sobrino de apenas tres años había fallecido de un cáncer de pulmón luego de solicitar por las redes sociales y buscar por las farmacias un protector cardíaco que toman las personas en la quimioterapia.  

Dejó este tuit que ahora circula en las redes: "El medicamento no se consiguió. Gracias a este maldito gobierno mi sobrino de tres años falleció esta madrugada".

Freddy Ceballos, el presidente del ente farmacéutico, contó que cuando se acabó la (prednisona) humana, la gente empezó a buscar la canina.

“Por eso me voy de aquí”, afirma José Alonso, mientras planea irse con sus secretos hacia el Perú, donde cree que hay estabilidad económica y, sobre todo, farmacias por todos lados.

Huevos y toallas
No solo es un problema conseguir los medicamentos en los supermercados. Todos los días, muy temprano, los caraqueños forman colas para conseguir un kilo de harina, de azúcar, y solo dos cartones de huevos. "Por dos semanas estuve buscando un cepillo dental, es increíble”, cuenta alguien que debe pedir permiso a su jefe para llegar tarde a la oficina, cuando le toca hacer cola.

"Felizmente harina importada ya no falta estos días. El venezolano no podría vivir sin su arepa como el peruano sin su cebiche", dice otro caraqueño que conoce a muchos peruanos que viven en su país desde los años 70 y 80, cuando el precio del petróleo se disparó y la bonanza se quedó en ese país caribeño un buen tiempo.

"Ahora, los peruanos se han ido porque la gasolina no es suficiente motivo para quedarse", recuerda este ciudadano, quien como otros llama con ironía a la capital de su país como "Caracastán".

Desde hace 30 años, la gasolina es subsidiada por el Estado venezolano y, desde hace 10, las tarifas permanecen igual. Un litro de gasolina de 95 octanos cuesta 0,097 bolívares y 0,048 bolívares por litro la del diésel, el más utilizado por el transporte público.

Gasolina regalada
Llenar un tanque de 40 litros de gasolina de 95 vale menos de 4 bolívares. Mucho menos de un dólar y mucho menos que en otros países petroleros como Bolivia, donde el litro de gasolina está en 70 centavos de dólar. Por eso dicen que solo en Venezuela la gasolina es más barata que el agua, aun con dos tipos de control cambiario impuesto por el gobierno chavista, sigue siendo barata.

La primer tasa de cambio fija a 6 bolívares el dólar, la cual es empleada para la importación de alimentos; la segunda está en un tipo controlado de alrededor de 10 bolívares.

Muy distinta la situación para los extranjeros, que ingresan al país y pueden adquirir casi mil bolívares por cada dólar a una tasa especial en el mercado negro.

En las pasadas elecciones del 6 de diciembre, corresponsales extranjeros y enviados especiales que vinieron a cubrir los comicios electorales apelaron a automóviles particulares para recorrer los diferentes centros de votación y seguir a los candidatos tanto de la oposición como del chavismo.

Con diez mil bolívares, que al cambio ofrecido en el mercado negro son 10 dólares o 30 soles, los choferes se daban muy pagados.

Aun cuando el combustible siga a precios irrisorios, muy por debajo de su costo real, los venezolanos no se sienten felices porque eso ya no les da de comer. Por eso ellos ven a los 'bachaqueros' como una solución a sus problemas cotidianos.

Bachaco es el nombre de una hormiga grande que existe en la selva sabanera de Venezuela, que se caracteriza por trasladar hojas de plantas ordenadamente para alimentar al resto de su colonia.

Los venezolanos tildan de 'bachacos' o 'bachaqueros' a aquellos que consiguen de mil formas los alimentos que no se consiguen en los puestos de venta del Estado.

Los 'bachaqueros' se abastecen de sus contactos en el gobierno, de los encargados del abastecimiento o simplemente amasan productos para revenderlos a un precio mayor.

"Los 'bachaqueros' se han hecho necesarios en esta economía de guerra", cuenta Felipe.

"Hace días que no probamos huevos ni encontramos toallas sanitarias para mi esposa y mi hija. Los 'bachaqueros' te los ofrecen por el triple y no podemos rechazarlo", afirma.

Felizmente, la vecina de Felipe es una 'bachaquera', que en complicidad con cajeros utiliza los números de identificación de terceros para no ser bloqueada en los sistemas y así poder comprar todo lo que quiera. Para ello, igual, debe hacer colas de seis u ocho horas. Son los 'bachaqueros' de menor rango y están confundidos con los pobladores.

"En este sistema de corrupción y fácil forma de hacer dinero, siempre hay otros, los 'peces gordos', y esos los encuentras en el gobierno, en el Estado", afirma Felipe.

Inseguridad
"En Caracas la gente no sale después de las siete de la tarde", cuenta un chofer de taxi ofrecido por un hotel para no arriesgarse.

Pagar a un taxista 1.500 bolívares para un pequeño trayecto, cuando por la misma distancia un taxi abordado en la calle cobra menos de 500 bolívares, resulta extraño para un extranjero porque a pesar de ser el triple del costo de este último, este sigue siendo muy barato.

"Cada vez menos gente sale a rumbear los fines de semana. Prefieren reunirse en casa de alguien y si se hace tarde se quedan hasta el día siguiente", cuenta el taxista, quien parece obsesionado con meter miedo a sus clientes.

Solo en unos pocos días, las páginas policiales de unos pocos diarios relataban violentos  asaltos y crímenes en plena capital venezolana.

Días antes de las elecciones el jefe de seguridad del vicepresidente venezolano Jorge Arreaza fue secuestrado cuando salía de Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo, rumbo a su casa. En el camino, cuando recorría una autopista que cruza un barrio con un alto índice de violencia criminal, delincuentes obstruyeron el paso con piedras. Fue liberado cinco días después, cuando su familia pagó un rescate. Meses antes hicieron lo mismo con la hija del jefe de Interpol en Caracas. Estos secuestros al paso ya son cosa de todo los días para el venezolano común y corriente.

Más de 20 planes para la seguridad ha puesto en marcha el chavismo desde su llegada al poder con el fin de controlar la criminalidad. Con Maduro se hicieron efectivos hasta tres planes, incluyendo un desarme nacional y la Operación para la Liberación y Protección del Pueblo (OLP), una movilización de civiles y policías supuestamente para garantizar la paz ante "factores reaccionarios que buscan imponer prácticas paramilitares para quebrantar la seguridad ciudadana".

En estos tiempos de violencia, y siendo Caracas la ciudad con más alta tasa de crímenes después de Honduras, los caraqueños toman con humor las palabras del chavismo: "seguridad ciudadana".

En cifras
82
homicidios por cada 100 mil habitantes se produjeron en Caracas el 2014: ONG Lacso.

0,097
centavos de bolívar cuesta en Venezuela el litro de gasolina de 95 octanos desde el 2003.

6
bolívares por un dólar es el cambio controlado por el gobierno y casi mil bolívares el dólar en el mercado negro.

Fuente: La republica
El petróleo ya no puede solucionar la escasez y el caos que hunden a Venezuela El petróleo ya no puede solucionar la escasez y el caos que hunden a Venezuela Reviewed by Anónimo on 12/19/2015 Rating: 5

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