¿Qué países pueden sucumbir con un petróleo a 30 dólares?
Dependiendo de a quién se le pregunte, el precio del crudo que necesitan los grandes productores para equilibrar sus presupuestos se sitúa entre las cifras de doble dígito más elevadas y las de triple dígito más bajas.
Los petrodólares se están convirtiendo deprisa en "petropeniques". Mientras el precio del petróleo coquetea con el nivel de los 30 dólares el barril, una de las preguntas fundamentales es si las naciones productoras pueden seguir soportando el sufrimiento.
No resulta fácil calcular los riesgos económicos y políticos para los grandes exportadores. Dependiendo de a quién se le pregunte, el precio del crudo que necesitan grandes productores como Rusia, Arabia Saudí, Irán, y Venezuela para equilibrar sus presupuestos se sitúa entre las cifras de doble dígito más elevadas y las de triple dígito más bajas.
Estos precios son en la actualidad un recuerdo lejano. El precio del petróleo volvió a caer el martes. El Brent, el referente global, pierde en torno a un 18% en el año. El West Texas Intermediate, el referente de EEUU, amenazaba con bajar del nivel psicológico de los 30 dólares, mientras que las variedades de Oriente Medio y Rusia ya están por debajo de 30 dólares.
Si los precios se mantienen bajos mucho tiempo, como parece probable, surgirán preguntas en torno a la solvencia, e incluso sobre cambios de régimen. Es algo a lo que tienen que permanecer atentos los inversores en deuda soberana y en divisas, pero también los que intentan prever el siguiente paso del crudo, y podría poner a prueba la resolución de los países preocupados antes que nada por la cuota de mercado. El pánico es palpable: el ministro del Petróleo de Nigeria exigió una reunión de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo, posiblemente en el transcurso del próximo mes.
Las agencias de rating parecen un buen sitio por el que empezar a evaluar el riesgo incluso de los productores con más solidez financiera. Las monarquías del Golfo Pérsico como Arabia Saudí, Kuwait, Qatar y Emiratos Árabes Unidos poseen calificaciones AA de Fitch. Pueden tirar más de sus reservas o financiarse a nivel internacional. Rusia, por el contrario, tiene un -BBB, Venezuela un abismal CCC e Irán sigue sometido a las sanciones internacionales.
Pero la política también es importante. El crecimiento económico de Irán está mejorando considerablemente a medida que se relajan las sanciones. La república islámica parece segura.
En Rusia, la valoración de aprobado a Vladimir Putin se aproxima a 90 pese a la fuerte inflación y a los recortes en el gasto social. Esto contrasta con el último año de mandato de Boris Yeltsin, también durante un periodo de fuerte desplome del precio del petróleo, el que su rating cayó a un solo dígito. Ni siquiera el debilitado rublo, que ha marcado nuevos mínimos frente al dólar en el nuevo año, ha fomentado el malestar.
En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro afrontaba el caos político y los desafíos de la oposición antes incluso de que los precios del petróleo tocasen techo.
Aparentemente, la aislada Arabia Saudí puede estar menos segura. Su déficit presupuestario alcanzó alrededor del 15% del producto interior bruto el año pasado, y el Gobierno ha tomado recientemente medidas sin precedentes como recortes en las subvenciones para el carburante y el agua con el fin de aliviar la presión fiscal, por no mencionar que ha revelado planes para vender parte de su campeón nacional del crudo Saudi Aramco. Los próximos meses mostrarán cómo se sostiene el denominado pacto social, según el cual no existe un impuesto sobre la renta y la inmensa mayoría de los saudíes trabajan en cierta medida para el Gobierno, en una era de austeridad.
Ahora que los disidentes de la minoría chií y el Estado Islámico desafían a la monarquía cuando su ejército está inmerso en una guerra en la vecina Yemen, no es un momento oportuno para poner a prueba a la opinión pública.
Los exportadores de petróleo se lamen las heridas ocasionadas por la violenta lucha por la cuota de mercado, pero los dólares y los centavos no lo son todo. Los signos de malestar interno pueden convertirse en un barómetro clave de hasta dónde estarán dispuestos, y serán capaces, de prolongar la guerra de precios, y de cuánto más puede caer el petróleo.
Fuente: Spencer JakaB/WSJ
Los petrodólares se están convirtiendo deprisa en "petropeniques". Mientras el precio del petróleo coquetea con el nivel de los 30 dólares el barril, una de las preguntas fundamentales es si las naciones productoras pueden seguir soportando el sufrimiento.
No resulta fácil calcular los riesgos económicos y políticos para los grandes exportadores. Dependiendo de a quién se le pregunte, el precio del crudo que necesitan grandes productores como Rusia, Arabia Saudí, Irán, y Venezuela para equilibrar sus presupuestos se sitúa entre las cifras de doble dígito más elevadas y las de triple dígito más bajas.
Estos precios son en la actualidad un recuerdo lejano. El precio del petróleo volvió a caer el martes. El Brent, el referente global, pierde en torno a un 18% en el año. El West Texas Intermediate, el referente de EEUU, amenazaba con bajar del nivel psicológico de los 30 dólares, mientras que las variedades de Oriente Medio y Rusia ya están por debajo de 30 dólares.
Si los precios se mantienen bajos mucho tiempo, como parece probable, surgirán preguntas en torno a la solvencia, e incluso sobre cambios de régimen. Es algo a lo que tienen que permanecer atentos los inversores en deuda soberana y en divisas, pero también los que intentan prever el siguiente paso del crudo, y podría poner a prueba la resolución de los países preocupados antes que nada por la cuota de mercado. El pánico es palpable: el ministro del Petróleo de Nigeria exigió una reunión de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo, posiblemente en el transcurso del próximo mes.
Las agencias de rating parecen un buen sitio por el que empezar a evaluar el riesgo incluso de los productores con más solidez financiera. Las monarquías del Golfo Pérsico como Arabia Saudí, Kuwait, Qatar y Emiratos Árabes Unidos poseen calificaciones AA de Fitch. Pueden tirar más de sus reservas o financiarse a nivel internacional. Rusia, por el contrario, tiene un -BBB, Venezuela un abismal CCC e Irán sigue sometido a las sanciones internacionales.
Pero la política también es importante. El crecimiento económico de Irán está mejorando considerablemente a medida que se relajan las sanciones. La república islámica parece segura.
En Rusia, la valoración de aprobado a Vladimir Putin se aproxima a 90 pese a la fuerte inflación y a los recortes en el gasto social. Esto contrasta con el último año de mandato de Boris Yeltsin, también durante un periodo de fuerte desplome del precio del petróleo, el que su rating cayó a un solo dígito. Ni siquiera el debilitado rublo, que ha marcado nuevos mínimos frente al dólar en el nuevo año, ha fomentado el malestar.
En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro afrontaba el caos político y los desafíos de la oposición antes incluso de que los precios del petróleo tocasen techo.
Aparentemente, la aislada Arabia Saudí puede estar menos segura. Su déficit presupuestario alcanzó alrededor del 15% del producto interior bruto el año pasado, y el Gobierno ha tomado recientemente medidas sin precedentes como recortes en las subvenciones para el carburante y el agua con el fin de aliviar la presión fiscal, por no mencionar que ha revelado planes para vender parte de su campeón nacional del crudo Saudi Aramco. Los próximos meses mostrarán cómo se sostiene el denominado pacto social, según el cual no existe un impuesto sobre la renta y la inmensa mayoría de los saudíes trabajan en cierta medida para el Gobierno, en una era de austeridad.
Ahora que los disidentes de la minoría chií y el Estado Islámico desafían a la monarquía cuando su ejército está inmerso en una guerra en la vecina Yemen, no es un momento oportuno para poner a prueba a la opinión pública.
Los exportadores de petróleo se lamen las heridas ocasionadas por la violenta lucha por la cuota de mercado, pero los dólares y los centavos no lo son todo. Los signos de malestar interno pueden convertirse en un barómetro clave de hasta dónde estarán dispuestos, y serán capaces, de prolongar la guerra de precios, y de cuánto más puede caer el petróleo.
Fuente: Spencer JakaB/WSJ
¿Qué países pueden sucumbir con un petróleo a 30 dólares?
Reviewed by Anónimo
on
1/13/2016
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