En busca del petróleo perdido
El Gobierno de Irán, tras el levantamiento de las sanciones, presenta un proyecto para alcanzar en cinco años los 4,6 millones de barriles de crudo al día
Las inversiones extranjeras, rechazadas por el ala conservadora del régimen, son fundamentales para poner al día unas plantas de extracción que han quedado desfasadas
Lejos quedan los tiempos en que Irán producía cerca de siete millones de barriles de petróleo al día. Eran los años 70 y la Revolución Islámica estaba por llegar. Desde entonces, las turbulencias políticas, la guerra con Irak, que tuvo como escenario una de las principales zonas de producción, y un aislamiento internacional que han dejado las instalaciones al margen de las mejoras teconlógicas necesarias, han provocado que la producción petrolera del país no parara de decrecer.
Las sanciones impuestas en el 2012 a raíz del conflicto con el programa nuclear fueron la puntilla y hundieron la producción nacional, que pasó de 3,9 millones de barriles diarios a poco más de 2,7 millones. Las exportaciones de petróleo, que estaban en 2,5 millones en el 2012, cayeron aún más, no pasando del millón de barriles diarios, la cifra más baja desde 1986, en plena guerra Irán-Irak. Se trata de una tasa de exportaciones claramente insuficiente para un país que tiene en los hidrocarburos su principal fuente de recursos. En el 2013, las exportaciones de hidrocarburos supusieron el 80% de la entrada de divisas al país, el 85% de los ingresos del Gobierno y el 60% del presupuesto del Estado.
Ahora, intentando aprovechar la buena racha generada por el levantamiento de las sanciones, el Gobierno iraní ha puesto en marcha toda la maquinaria para volver a ser el gigante petrolero que fue en el pasado, cuando era el segundo mayor productor de crudo de la OPEC.
PLAN QUINQUENAL
El objetivo ha sido anunciado esta semana por el ministro del Petróleo, Bijan Namdar Zanganeh, que ha presentado un plan quinquenal cuyo objetivo es que en el 2021 la producción sea de 4,6 millones de barriles al día. No obstante, incluso si lo consiguieran, aún quedarían lejos de los 11millones que actualmente extrae Arabia Saudí.
Es por eso que Irán ya ha anunciado que, pese a la caída de precios, no piensa bajar la producción. De hecho, tras hacerse público el levantamiento de las sanciones, el régimen ordenó aumentar en medio millón de barriles diarios su ritmo de extracción y su objetivo es, en seis meses, aumentar medio millón más.
Según los medios oficiales, el país ha alcanzado acuerdos con compañías como la española Cepsa, la rusa Lukoil y la francesa Total para exportar 300.000 barriles diarios a sus refinerías.
Para poder llevar a cabo el plan presentado esta semana es necesario, según el ministro, adecuar unas instalaciones petrolíferas que se han quedado anticuadas y que padecen falta de piezas a causa del embargo. Esa puesta al día precisa de 40.000 millones al año, buena parte de los cuales esperan obtener de la inversión extranjera.
El propio ministro reconoció que el 75% de la producción de crudo sale de nueve campos petrolíferos que se han quedado anticuados lo que hace que su capacidad de extracción vaya en declive. “Si no conseguimos 40.000 millones de inversión anuales el objetivo no se va a conseguir”, advirtió el ministro, que calificó el abandono de esas plantas petrolíferas “en una traición al país”.
NEGOCIACIONES CON EMPRESAS EUROPEAS
El Gobierno ha anunciado que ya hay en marcha negociaciones sobre proyectos de inversión con la italiana Eni y con la francesa Total, cuyo presidente ya ha anunciado su interés en financiar proyectos en Irán.
No obstante, la entrada de capital extranjero no gusta a los sectores más conservadores del régimen. “Los recursos financieros internos no pueden hacer frente a esto. Necesitamos inversión extranjera y, lo que es más importante, tecnología”, añadió el ministro.
El experto económico iraní Said Lilaz asegura que el “país tiene una necesidad vital de inversión extranjera, pero esta solo llegará si el Gobierno genera un ambiente de más libertad económica e interviene menos”.
Una inversión necesaria sobre todo en refinerías. La falta de esas instalaciones, imprescindibles para convertir el petróleo en gasolina, hace que Irán, pese a toda su producción, tenga que importar cada día miles de barriles de gasolina.
Fuente: Antonio Baquero
Las inversiones extranjeras, rechazadas por el ala conservadora del régimen, son fundamentales para poner al día unas plantas de extracción que han quedado desfasadas
Lejos quedan los tiempos en que Irán producía cerca de siete millones de barriles de petróleo al día. Eran los años 70 y la Revolución Islámica estaba por llegar. Desde entonces, las turbulencias políticas, la guerra con Irak, que tuvo como escenario una de las principales zonas de producción, y un aislamiento internacional que han dejado las instalaciones al margen de las mejoras teconlógicas necesarias, han provocado que la producción petrolera del país no parara de decrecer.
Las sanciones impuestas en el 2012 a raíz del conflicto con el programa nuclear fueron la puntilla y hundieron la producción nacional, que pasó de 3,9 millones de barriles diarios a poco más de 2,7 millones. Las exportaciones de petróleo, que estaban en 2,5 millones en el 2012, cayeron aún más, no pasando del millón de barriles diarios, la cifra más baja desde 1986, en plena guerra Irán-Irak. Se trata de una tasa de exportaciones claramente insuficiente para un país que tiene en los hidrocarburos su principal fuente de recursos. En el 2013, las exportaciones de hidrocarburos supusieron el 80% de la entrada de divisas al país, el 85% de los ingresos del Gobierno y el 60% del presupuesto del Estado.
Ahora, intentando aprovechar la buena racha generada por el levantamiento de las sanciones, el Gobierno iraní ha puesto en marcha toda la maquinaria para volver a ser el gigante petrolero que fue en el pasado, cuando era el segundo mayor productor de crudo de la OPEC.
PLAN QUINQUENAL
El objetivo ha sido anunciado esta semana por el ministro del Petróleo, Bijan Namdar Zanganeh, que ha presentado un plan quinquenal cuyo objetivo es que en el 2021 la producción sea de 4,6 millones de barriles al día. No obstante, incluso si lo consiguieran, aún quedarían lejos de los 11millones que actualmente extrae Arabia Saudí.
Es por eso que Irán ya ha anunciado que, pese a la caída de precios, no piensa bajar la producción. De hecho, tras hacerse público el levantamiento de las sanciones, el régimen ordenó aumentar en medio millón de barriles diarios su ritmo de extracción y su objetivo es, en seis meses, aumentar medio millón más.
Según los medios oficiales, el país ha alcanzado acuerdos con compañías como la española Cepsa, la rusa Lukoil y la francesa Total para exportar 300.000 barriles diarios a sus refinerías.
Para poder llevar a cabo el plan presentado esta semana es necesario, según el ministro, adecuar unas instalaciones petrolíferas que se han quedado anticuadas y que padecen falta de piezas a causa del embargo. Esa puesta al día precisa de 40.000 millones al año, buena parte de los cuales esperan obtener de la inversión extranjera.
El propio ministro reconoció que el 75% de la producción de crudo sale de nueve campos petrolíferos que se han quedado anticuados lo que hace que su capacidad de extracción vaya en declive. “Si no conseguimos 40.000 millones de inversión anuales el objetivo no se va a conseguir”, advirtió el ministro, que calificó el abandono de esas plantas petrolíferas “en una traición al país”.
NEGOCIACIONES CON EMPRESAS EUROPEAS
El Gobierno ha anunciado que ya hay en marcha negociaciones sobre proyectos de inversión con la italiana Eni y con la francesa Total, cuyo presidente ya ha anunciado su interés en financiar proyectos en Irán.
No obstante, la entrada de capital extranjero no gusta a los sectores más conservadores del régimen. “Los recursos financieros internos no pueden hacer frente a esto. Necesitamos inversión extranjera y, lo que es más importante, tecnología”, añadió el ministro.
El experto económico iraní Said Lilaz asegura que el “país tiene una necesidad vital de inversión extranjera, pero esta solo llegará si el Gobierno genera un ambiente de más libertad económica e interviene menos”.
Una inversión necesaria sobre todo en refinerías. La falta de esas instalaciones, imprescindibles para convertir el petróleo en gasolina, hace que Irán, pese a toda su producción, tenga que importar cada día miles de barriles de gasolina.
Fuente: Antonio Baquero
En busca del petróleo perdido
Reviewed by Anónimo
on
2/28/2016
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