La gran guerra del petróleo.
El mundo asiste a una batalla por la cuota de mercado de las potencias productoras de crudo. Arabia Saudí ha visto amenazado su reinado como máximo productor petrolero por Estados Unidos y Rusia y ha emprendido una agresiva estrategia que ha puesto en jaque a la economía mundial. Todavía es pronto para saber quién va ganando porque la guerra no ha hecho más que empezar.
Algo ha cambiado en el mercado del petróleo. Arabia Saudí e Irán se encuentran a las puertas de un conflicto militar, Libia es un caos político y militar, la guerra de Siria amenaza con desestabilizar todo Oriente Medio y la amenaza yihadista es mayor que nunca. Las tensiones geopolíticas afectan a muchos de los países productores de petróleo, una circunstancia que ha sido habitual desde la I Guerra Mundial y que se trasladaba al precio del oro negro en forma de fuertes subidas.
Poco importa que esté en riesgo el suministro, cuando lo que sobra en el mundo, precisamente, es petróleo. El último capítulo ha arrancado de la larga batalla a mediados de 2014, con el barril de petróleo por encima de 100 dólares. El mundo se encontró inundado de crudo, con un exceso de oferta por encima de los dos millones de barriles diarios, que todavía no se ha absorbido. Los países productores bombeaban a su máxima capacidad para aprovechar los altos precios. Pero no solo los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), también Rusia, Brasil o Noruega. A lo que había que añadir los nuevos barriles procedentes de Estados Unidos gracias al fracking de petróleo no convencional. Espoleados por una financiación barata en dólares y a fin de cubrir la creciente demanda de China y otras economías en crecimiento, los productores se lanzaron a un boom de inversiones entre 2009 y 2014.
El resultado de este exceso de inversión en la producción, junto con un enfriamiento emergente también liderado por China, que terminó por debilitar la demanda y un dólar más fuerte, ha llevado a una caída en picado de los precios. Lo lógico es que en algún momento se pusiera fin a la sangría con un recorte en la producción de petróleo. Sin embargo, la situación ha sido aprovechada por Arabia Saudí y el resto de países de la OPEP, que estaban viendo amenazados sus mercados por sus competidores, especialmente Estados Unidos y Rusia, para desatar una guerra de desgaste hundiendo más los precios al mantener en máximos su capacidad de bombeo. El objetivo es echar del mercado al crudo que tiene un coste de producción más caro.
Desde que se desataron las hostilidades, el crudo se ha depreciado un 75% tomando de referencia los máximos de junio de 2014, cuando cotizaba a 115 dólares. En lo que va de año ha perdido más de un 20% y parece no encontrar suelo. El mercado ya hace previsiones que meses atrás hubieran sido imposibles de creer. Grandes inversores en materias primas como los bancos de inversión Goldman Sachs, Morgan Stanley o Bank of America pronostican que los precios caerán hasta 20 dólares el barril. Incluso la firma británica Standard Chartered ve posibilidades de que llegue a los 10 dólares el barril. "El suelo del petróleo no está muy lejos de los actuales niveles, gran parte de las presiones a la baja como el exceso de oferta, la vuelta de Irán al mercado o el levantamiento de la prohibición de exportaciones de crudo de Estados Unidos está buena parte descontada. Puede acercarse a los 20 dólares pero luego vendrá un ajuste por recorte de la producción y se iniciará una remontada", explica Mariano Marzo, catedrático
de Recursos Energéticos en la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona.
¿Hasta dónde puede llegar el precio del petróleo?
"El primer trimestre podría ser el peor del ciclo", indica Ole S. Hansen, director de estrategia de Materias Primas de Saxo Bank, que coincide en señalar en la vuelta de Irán, que está en disposición de incorporar 500.000 barriles diarios a un mercado ya saturado y las exportaciones de Estados Unidos, que han estado vetadas durante 40 años y que suponen poner en venta más de 100 millones de barriles almacenados "en un futuro visible", como los principales factores que mantendrán que el petróleo a la baja.
Fuente: Francisco S. Jimenez
Algo ha cambiado en el mercado del petróleo. Arabia Saudí e Irán se encuentran a las puertas de un conflicto militar, Libia es un caos político y militar, la guerra de Siria amenaza con desestabilizar todo Oriente Medio y la amenaza yihadista es mayor que nunca. Las tensiones geopolíticas afectan a muchos de los países productores de petróleo, una circunstancia que ha sido habitual desde la I Guerra Mundial y que se trasladaba al precio del oro negro en forma de fuertes subidas.
Poco importa que esté en riesgo el suministro, cuando lo que sobra en el mundo, precisamente, es petróleo. El último capítulo ha arrancado de la larga batalla a mediados de 2014, con el barril de petróleo por encima de 100 dólares. El mundo se encontró inundado de crudo, con un exceso de oferta por encima de los dos millones de barriles diarios, que todavía no se ha absorbido. Los países productores bombeaban a su máxima capacidad para aprovechar los altos precios. Pero no solo los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), también Rusia, Brasil o Noruega. A lo que había que añadir los nuevos barriles procedentes de Estados Unidos gracias al fracking de petróleo no convencional. Espoleados por una financiación barata en dólares y a fin de cubrir la creciente demanda de China y otras economías en crecimiento, los productores se lanzaron a un boom de inversiones entre 2009 y 2014.
El resultado de este exceso de inversión en la producción, junto con un enfriamiento emergente también liderado por China, que terminó por debilitar la demanda y un dólar más fuerte, ha llevado a una caída en picado de los precios. Lo lógico es que en algún momento se pusiera fin a la sangría con un recorte en la producción de petróleo. Sin embargo, la situación ha sido aprovechada por Arabia Saudí y el resto de países de la OPEP, que estaban viendo amenazados sus mercados por sus competidores, especialmente Estados Unidos y Rusia, para desatar una guerra de desgaste hundiendo más los precios al mantener en máximos su capacidad de bombeo. El objetivo es echar del mercado al crudo que tiene un coste de producción más caro.
Desde que se desataron las hostilidades, el crudo se ha depreciado un 75% tomando de referencia los máximos de junio de 2014, cuando cotizaba a 115 dólares. En lo que va de año ha perdido más de un 20% y parece no encontrar suelo. El mercado ya hace previsiones que meses atrás hubieran sido imposibles de creer. Grandes inversores en materias primas como los bancos de inversión Goldman Sachs, Morgan Stanley o Bank of America pronostican que los precios caerán hasta 20 dólares el barril. Incluso la firma británica Standard Chartered ve posibilidades de que llegue a los 10 dólares el barril. "El suelo del petróleo no está muy lejos de los actuales niveles, gran parte de las presiones a la baja como el exceso de oferta, la vuelta de Irán al mercado o el levantamiento de la prohibición de exportaciones de crudo de Estados Unidos está buena parte descontada. Puede acercarse a los 20 dólares pero luego vendrá un ajuste por recorte de la producción y se iniciará una remontada", explica Mariano Marzo, catedrático
de Recursos Energéticos en la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona.
¿Hasta dónde puede llegar el precio del petróleo?
"El primer trimestre podría ser el peor del ciclo", indica Ole S. Hansen, director de estrategia de Materias Primas de Saxo Bank, que coincide en señalar en la vuelta de Irán, que está en disposición de incorporar 500.000 barriles diarios a un mercado ya saturado y las exportaciones de Estados Unidos, que han estado vetadas durante 40 años y que suponen poner en venta más de 100 millones de barriles almacenados "en un futuro visible", como los principales factores que mantendrán que el petróleo a la baja.
Fuente: Francisco S. Jimenez
La gran guerra del petróleo.
Reviewed by Anónimo
on
2/01/2016
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