Se acabó el todo gratis en Kuwait
Hasta ahora se pagaban hasta los tratamientos contra el dolor de espalda en el extranjero
La caída del precio del crudo debería haber cambiado muchas cosas en Oriente Medio, donde las monarquías petrolíferas resisten contra viento y marea las reformas estructurales que hagan sostenibles sus cuentas públicas, quizá porque esperan que el mineral líquido vuelva a dispararse en el mercado internacional.
Un buen ejemplo de esa situación es Kuwait, el productor del Pérsico que puede presumir de una estructura institucional mucho más moderna que la de algunos de sus socios en el golfo, y que intenta ahora a toda costa rebajar su factura de gasto social para contener la sangría presupuestaria.
Y lo intenta, pese a la incomprensión de buena parte de sus ciudadanos, expresada en el Parlamento del país, que se resisten a dejar atrás los tiempos del todo gratis en campos como la educación.
El gobierno introdujo por primera vez en la historia un impuesto a la renta de las empresas del 10%, y anunció la privatización de puertos, aeropuertos y la Kuwait Petroleum Corporation. Por el lado de los ingresos, la tarea parece haber resultado relativamente sencilla.
Pero por el lado de los gastos, el gobierno de Kuwait está teniendo menos éxito: ya intentó reducir las subvenciones al diésel y el queroseno, para tener luego que recular ante las críticas públicas.
Y ahora el país intenta, de momento sin mucho efecto, convencer a 1,3 millones de ciudadanos de que el sistema nacional de salud es lo suficientemente bueno como para no necesitar viajar al extranjero.
Turismo sanitario de lujo
No se trata de llenar los hospitales públicos, sino sobre todo de evitar los costosísimos viajes al extranjero que el estado sufraga sin rechistar desde hace años. Sólo en 2014 hubo 11.000 de estos viajes de turismo sanitario a clínicas de Europa y Estados Unidos, que le costaron a Kuwait la friolera de 1.000 millones de euros.
De momento Kuwait no se ha atrevido a terminar con esta especie de cheque sanitario internacional, pero está intentando reducir su atractivo para los casos menos graves y por eso ha recortado las dietas de desplazamiento que paga a los enfermos y sus familiares.
Ahmed Baqer al-Ali, un doctor kuwaití explica a la BBC la magnitud del problema: "Muchos pacientes no se fían del sistema de salud nacional, así que tenemos a la gente viajando al extranjero por enfermedades crónicas que podrían tratarse sin problemas en Kuwait, como el dolor de espalda o la diabetes.
Esta desconfianza alimenta por su parte un círculo vicioso en el que los médicos kuwaitíes, formados en las mejores facultades del planeta, vuelven a su país para encontrarse con que apenas tienen pacientes. "No hay una solución rápida, pero el Gobierno debe resolverlo", explica el doctor Ali.
Fuente: Periodista Digital
La caída del precio del crudo debería haber cambiado muchas cosas en Oriente Medio, donde las monarquías petrolíferas resisten contra viento y marea las reformas estructurales que hagan sostenibles sus cuentas públicas, quizá porque esperan que el mineral líquido vuelva a dispararse en el mercado internacional.
Un buen ejemplo de esa situación es Kuwait, el productor del Pérsico que puede presumir de una estructura institucional mucho más moderna que la de algunos de sus socios en el golfo, y que intenta ahora a toda costa rebajar su factura de gasto social para contener la sangría presupuestaria.
Y lo intenta, pese a la incomprensión de buena parte de sus ciudadanos, expresada en el Parlamento del país, que se resisten a dejar atrás los tiempos del todo gratis en campos como la educación.
El gobierno introdujo por primera vez en la historia un impuesto a la renta de las empresas del 10%, y anunció la privatización de puertos, aeropuertos y la Kuwait Petroleum Corporation. Por el lado de los ingresos, la tarea parece haber resultado relativamente sencilla.
Pero por el lado de los gastos, el gobierno de Kuwait está teniendo menos éxito: ya intentó reducir las subvenciones al diésel y el queroseno, para tener luego que recular ante las críticas públicas.
Y ahora el país intenta, de momento sin mucho efecto, convencer a 1,3 millones de ciudadanos de que el sistema nacional de salud es lo suficientemente bueno como para no necesitar viajar al extranjero.
Turismo sanitario de lujo
No se trata de llenar los hospitales públicos, sino sobre todo de evitar los costosísimos viajes al extranjero que el estado sufraga sin rechistar desde hace años. Sólo en 2014 hubo 11.000 de estos viajes de turismo sanitario a clínicas de Europa y Estados Unidos, que le costaron a Kuwait la friolera de 1.000 millones de euros.
De momento Kuwait no se ha atrevido a terminar con esta especie de cheque sanitario internacional, pero está intentando reducir su atractivo para los casos menos graves y por eso ha recortado las dietas de desplazamiento que paga a los enfermos y sus familiares.
Ahmed Baqer al-Ali, un doctor kuwaití explica a la BBC la magnitud del problema: "Muchos pacientes no se fían del sistema de salud nacional, así que tenemos a la gente viajando al extranjero por enfermedades crónicas que podrían tratarse sin problemas en Kuwait, como el dolor de espalda o la diabetes.
Esta desconfianza alimenta por su parte un círculo vicioso en el que los médicos kuwaitíes, formados en las mejores facultades del planeta, vuelven a su país para encontrarse con que apenas tienen pacientes. "No hay una solución rápida, pero el Gobierno debe resolverlo", explica el doctor Ali.
Fuente: Periodista Digital
Se acabó el todo gratis en Kuwait
Reviewed by Anónimo
on
3/28/2016
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