El rey desnudo #especial @DoublePlusUT
La brutalidad económica del régimen chavista es sideral; y esto sin excepciones, desde Chávez -que no tenía por qué saber nada del asunto-, pasando por todos sus carísimos asesores venezolanos y extranjeros, hasta Maduro -que tampoco tiene razón alguna para saber nada-. Este aspecto, cuando se piensa con calma el problema, es lo de menos: sería absurdo pretender que todo presidente fuese experto y hasta mejor es que no lo sea. Si la arrogancia en el poder es tan común, imagine usted su tamaño si el poderoso llega a creer que “sabe”.
El desconocimiento, por tanto y al menos desde Sócrates, no es por sí mismo ignorancia cuando usted sabe que no sabe y actúa racionalmente en consecuencia. Como siempre, todo tiene su parte paradójica pues se requiere siempre que cuanto más se comprenda, mientras más se “sepa” -en realidad, se crea saber- más cauto se sea para admitir que nunca se sabe pues este saber es parcial o lo aplico mal o, en fin, puede caducar.
Como puede notarse fácilmente, el asunto en el fondo no es racional, sino actitudinal; cuando se tiende a creer ciegamente que se sabe -que se tiene “la” razón- en realidad es justo cuando ésta se pierde para siempre: es la tragedia del conocimiento. No hay remedio definitivo para este peligro, sólo estar atento. Quizá, al final, la única posibilidad de ser inteligente: estar atento.
Pero hay otro nivel del problema que ya no es trágico, sino vulgaridad y desgracia: cuando es demasiado obvio que todo puede evitarse y, sin embargo, se es estúpido y se insiste en el error, se ignora lo obvio y se pretenden lujosos vestidos cuando en realidad anda uno desnudo hasta de vergüenza, cuando se da risa y pena ajena y hasta los más adulantes voltean para no llorar: juzgue usted cual sea el caso chavista. Cuando esta gente habla de guerra económica mientras, en realidad, contando hasta con lo inimaginable fracasó, cabe preguntar: ¿por qué habrá tenido que tocar a Venezuela tanto brutalismo? ¿Qué fuerzas hacen sostenible tanta idiotez?
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
@DoubleplusUT
En la Web:
El desconocimiento, por tanto y al menos desde Sócrates, no es por sí mismo ignorancia cuando usted sabe que no sabe y actúa racionalmente en consecuencia. Como siempre, todo tiene su parte paradójica pues se requiere siempre que cuanto más se comprenda, mientras más se “sepa” -en realidad, se crea saber- más cauto se sea para admitir que nunca se sabe pues este saber es parcial o lo aplico mal o, en fin, puede caducar.
Como puede notarse fácilmente, el asunto en el fondo no es racional, sino actitudinal; cuando se tiende a creer ciegamente que se sabe -que se tiene “la” razón- en realidad es justo cuando ésta se pierde para siempre: es la tragedia del conocimiento. No hay remedio definitivo para este peligro, sólo estar atento. Quizá, al final, la única posibilidad de ser inteligente: estar atento.
Pero hay otro nivel del problema que ya no es trágico, sino vulgaridad y desgracia: cuando es demasiado obvio que todo puede evitarse y, sin embargo, se es estúpido y se insiste en el error, se ignora lo obvio y se pretenden lujosos vestidos cuando en realidad anda uno desnudo hasta de vergüenza, cuando se da risa y pena ajena y hasta los más adulantes voltean para no llorar: juzgue usted cual sea el caso chavista. Cuando esta gente habla de guerra económica mientras, en realidad, contando hasta con lo inimaginable fracasó, cabe preguntar: ¿por qué habrá tenido que tocar a Venezuela tanto brutalismo? ¿Qué fuerzas hacen sostenible tanta idiotez?
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
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Reviewed by luis
on
5/29/2016
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