Tsunami democrático @DoubleplusUT #Especial #Domingo
La democracia, sostenemos, es el proyecto de autonomía en acción, la noción no es nueva. Es la forma política que asume la idea de libertad individual y social, cuando se desciende del romanticismo y la abstracción y se quiere hacer algo con ella. Subrayamos la necesidad indispensable de verla tanto a nivel individual como social porque es imposible separada: no hay individuo libre sin una sociedad libre y viceversa, sencillamente no son posibles sino a la vez. Por eso mismo y como consecuencia, la autonomía es la única forma que supera la ingenuidad de creer que la libertad sea la “realización del deseo” o, como algunas veces se afirma equivocadamente “hacer lo que uno quiera”. La autonomía es pues el único operador político y concreto de la libertad y se realiza justo cuando se ejerce; es una praxis, se aprende haciéndose: se trata de poder hacer la ley que nos gobierna y decir cómo.
Como consecuencia, la política es y tiene que ser el territorio de la reflexión colectiva, cualquier otra cosa es degradación: no es política, no es democracia, no será libertad y apuntará siempre al sometimiento. Evalúe usted y verá que se trata de un axioma, casi la única ley universal que puede aplicarse a la sociedad, a la familia y al ciudadano. Por tanto, las instituciones democráticas deben provocar la más amplia participación de todos en los asuntos públicos.
Lo contrario a la autonomía es la heteronomía, propia de toda dictadura y adonde nos trajo la tragedia venezolana; un sistema en el cual la ley siempre la pone a su antojo “otro” y nunca el ciudadano, en el caso chavista cuatro o cinco burócratas: es narcosis e instrumento de control. Por eso buscan -cada vez con menos éxito- seguidores zombis, acríticos, sumisos, que aplaudan sin pensar ni preguntar. Fracasaron. El tsunami democrático se les viene encima y por eso como quien voltea en la noche solitaria frente a sus propios fantasmas, buscan atemorizar: que nadie les crea, son los manotazos ciegos de estafadores desesperados.
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
@DoubleplusUT
En la Web:
Como consecuencia, la política es y tiene que ser el territorio de la reflexión colectiva, cualquier otra cosa es degradación: no es política, no es democracia, no será libertad y apuntará siempre al sometimiento. Evalúe usted y verá que se trata de un axioma, casi la única ley universal que puede aplicarse a la sociedad, a la familia y al ciudadano. Por tanto, las instituciones democráticas deben provocar la más amplia participación de todos en los asuntos públicos.
Lo contrario a la autonomía es la heteronomía, propia de toda dictadura y adonde nos trajo la tragedia venezolana; un sistema en el cual la ley siempre la pone a su antojo “otro” y nunca el ciudadano, en el caso chavista cuatro o cinco burócratas: es narcosis e instrumento de control. Por eso buscan -cada vez con menos éxito- seguidores zombis, acríticos, sumisos, que aplaudan sin pensar ni preguntar. Fracasaron. El tsunami democrático se les viene encima y por eso como quien voltea en la noche solitaria frente a sus propios fantasmas, buscan atemorizar: que nadie les crea, son los manotazos ciegos de estafadores desesperados.
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
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Reviewed by Anónimo
on
5/22/2016
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