La revolución de los peores @DoubleplusUT #Especial
Los marxistas dicen luchar por la libertad, entonces, ¿por qué terminan siempre sirviendo a la esclavitud? ¿Por qué siempre culpan a otro? ¿Qué clase de crónica inmadurez les impide ser responsables de sus actos? ¿Por qué el fracaso es su marca de fábrica? La verdad es que el marxismo es el verdadero peor enemigo del marxismo. La secuencia del fracaso es la siguiente.
Primero, una teoría cerrada que se cree solución integral y definitiva, fin de la historia, realización plena de los más altos ideales de la humanidad y que para eso, necesariamente, tiene que concebir un ser humano por naturaleza dispuesto para tal proyecto -nótese la acumulación de premisas absurdas-; segundo, se promulga su imposición por la fuerza, siempre por la fuerza, aunque accedan al poder por vía pacífica; tercero, asumen que la única posibilidad de realizarlo es constituirse en representantes exclusivos del proceso, pues, ¿quién iba a hacerlo mejor?; cuarto, proceden a la eliminación de las mentes críticas o independientes, pues se hace necesario aplanar los criterios y someterlos a la visión de los “representantes” oficiales. De allí su fascinación por los militares.
A esto añada usted un elemento fundamental y que se empeñan en ocultar: el marxismo -por increíble que parezca- carece de teoría económica, más allá de unas cuantas afirmaciones de intención, inconexas y primitivas. De hecho, en consecuencia, cuando gobiernan, lo hacen ¡sin saber qué hacer con la economía! ¿Cómo no fracasar siempre?
Así, las revoluciones se quedan siempre con los “rodilla en tierra”, los inservibles de siempre. Todos los procesos marxistas terminan, cual Macbeth rojo, consiguiendo lo peor por los peores medios. A nadie extrañe que el chavismo necesariamente fracase, se trata de la progresiva degeneración de un pensamiento que, partiendo de la ilusión positivista de dominar el universo, está obligado a bajar el copete y reconocer que lo único que saben es repetir para siempre el mismo guion: la revolución de los peores.
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
@DoubleplusUT
En la Web:
Primero, una teoría cerrada que se cree solución integral y definitiva, fin de la historia, realización plena de los más altos ideales de la humanidad y que para eso, necesariamente, tiene que concebir un ser humano por naturaleza dispuesto para tal proyecto -nótese la acumulación de premisas absurdas-; segundo, se promulga su imposición por la fuerza, siempre por la fuerza, aunque accedan al poder por vía pacífica; tercero, asumen que la única posibilidad de realizarlo es constituirse en representantes exclusivos del proceso, pues, ¿quién iba a hacerlo mejor?; cuarto, proceden a la eliminación de las mentes críticas o independientes, pues se hace necesario aplanar los criterios y someterlos a la visión de los “representantes” oficiales. De allí su fascinación por los militares.
A esto añada usted un elemento fundamental y que se empeñan en ocultar: el marxismo -por increíble que parezca- carece de teoría económica, más allá de unas cuantas afirmaciones de intención, inconexas y primitivas. De hecho, en consecuencia, cuando gobiernan, lo hacen ¡sin saber qué hacer con la economía! ¿Cómo no fracasar siempre?
Así, las revoluciones se quedan siempre con los “rodilla en tierra”, los inservibles de siempre. Todos los procesos marxistas terminan, cual Macbeth rojo, consiguiendo lo peor por los peores medios. A nadie extrañe que el chavismo necesariamente fracase, se trata de la progresiva degeneración de un pensamiento que, partiendo de la ilusión positivista de dominar el universo, está obligado a bajar el copete y reconocer que lo único que saben es repetir para siempre el mismo guion: la revolución de los peores.
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
@DoubleplusUT
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Reviewed by Anónimo
on
10/09/2016
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