"Trump parece haber convertido al Partido Comunista chino en el gran defensor de la globalización"
Mientras el mundo todavía trata de sacudirse el asombro por el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, China no ha dejado de moverse y comenzó a profundizar sus lazos con Latinoamérica, que parece que ya no estará en el foco de las prioridades de la Casa Blanca con el magnate ocupando el despacho oval a partir del 20 de enero.
Daniel Méndez Morán, periodista español radicado en Pekín, editor del portal Zai China y profesor del Máster Universitario de Estudios Chinos en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, cree que las diatribas de Trump contra China durante la campaña electoral no preocupan demasiado en la República Popular: "hace años que los dirigentes chinos se han dado cuenta de las diferencias entre un candidato y un presidente; desde hace 20 años, en las elecciones estadounidenses los candidatos se muestran siempre muy duros y muy críticos con China, pero cuando llegan al poder se impone la 'realpolitik' y el pragmatismo. Los últimos presidentes estadounidenses —Clinton, Bush, Obama— no cumplieron las amenazas vertidas contra China durante sus campañas electorales". Pero fue muy duro en cuanto a la competencia comercial
Si, efectivamente, el nuevo presidente de Estados Unidos comienza una guerra comercial, China tiene numerosas armas para defenderse. Cualquier incremento en los aranceles a productos chinos será respondido con aranceles a productos estadounidenses; cualquier obstáculo a las empresas chinas se traducirá en obstáculos a las compañías estadounidenses en China. Será un 'ojo por ojo, diente por diente'; un 'toma y daca' en el que los dos tienen mucho que perder.
Durante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Lima, Jinping llamó a profundizar los lazos de desarrollo con Latinoamérica, ¿la aparición de Trump no obstaculiza esos planes?
No lo creo. La llegada de Trump a la Casa Blanca es en realidad un ventaja para China; una especie de regalo de Navidades. Sus críticas racistas a los latinoamericanos han generado ya en todo el continente una corriente de animadversión hacia Trump que quedará marcada a fuego durante los próximos cuatro años —especialmente en México, pero no solo—. Si a todo esto se une que Trump quiere acabar con el TPP, frenar el acercamiento a Cuba, no avanzar en sus compromisos medioambientales y adoptar políticas comerciales proteccionistas, todo apunta a que China encontrará nuevos espacios de cooperación en muchos países latinoamericanos. El precedente más inmediato es el del republicano George W. Bush (2001-2009): su comportamiento arrogante hacia la región, la guerra de Irak y sus tendencias aislacionistas le supusieron frecuentes enfrentamientos en América Latina.
Para países como Brasil y Argentina, que hoy se alinean con EEUU en la región, ¿cómo afectan las maniobras chinas?
En este sentido, es importante destacar que China intenta siempre mantener relaciones de Estado y pasar por encima de cuestiones ideológicas. Aunque Pekín se ha acercado en los últimos años a países gobernados por la izquierda —Venezuela, Ecuador, Argentina— también ha afianzado sus relaciones con Perú, Colombia o Chile. En realidad, China es sumamente pragmática, es un camaleón diplomático: se adapta a las condiciones políticas de cada país y busca oportunidades allí donde las haya. No me cabe duda de que sabrá adaptarse a las nuevas realidades en Brasil y Argentina y que al mismo tiempo sabrá llenar los huecos que Trump pueda dejar en el continente en los próximos años.
¿Pueden afectar a la relación ruso-china, que en los últimos tiempos había registrado un mayor acercamiento, los vínculos que Trump quiere establecer con Moscú?
Está por ver qué es lo que pueden acordar Moscú y Washington. Sinceramente, me parece sumamente complicado que puedan establecer una alianza política provechosa. No lo veo. Creo que la luna de miel Trump-Putin durará poco. En cuanto empiece la 'realpolitik' y el presidente tenga que tomar medidas, seguramente Trump se dará cuenta de que los intereses de EEUU en el mundo rara vez coinciden con los intereses rusos.
Rusia y China, por su parte, aunque coinciden en algunos temas y están unidos por los BRICS, por su frontera compartida, por cuestiones energéticas y por su rol en Asia Central, divergen en muchos otros. Hay entre Moscú y Pekín enormes rencillas históricas, conflictos territoriales y mucha desconfianza. ¿Hay un estancamiento en los BRICS en este contexto? Hay estancamiento de los BRICS, pero sobre todo debido a la mala situación económica en Brasil y Rusia. Los BRICS nacieron gracias al espectacular crecimiento económico de las últimas décadas y a las perspectivas de que estos grandes países en desarrollo seguirían aumentado su importancia económica global. Esta imagen se vio reforzada tras la crisis de 2008, cuando frente al decrecimiento en Estados Unidos y Europa, los BRICS parecían los únicos que estaban resistiendo la crisis y ofrecían nuevas oportunidades de negocio y organización internacional —el G-20, la reforma del sistema de votos del FMI, etc.—.
Pero este discurso se ha puesto en entredicho con el descenso de los precios de las materias primas y la inestabilidad en Rusia y Brasil —y en menor medida la desaceleración china—. Especialmente en el gigante sudamericano, los descensos del PIB, la devaluación de la moneda, la crisis política y los casos de corrupción han dejado muy tocado a Brasil y han alejado al país de esa imagen de gigante en ascenso. Lo mismo se puede decir de Rusia.
En todo caso, el triunfo de Trump creo que ofrece nuevas oportunidades a los BRICS. Un Estados Unidos aislacionista, agresivo y proteccionista va a facilitar —o convertir en una necesidad— la unión de los grandes países en desarrollo. Hay que tener en cuenta que precisamente uno de los puntos de unión de los BRICS es su desconfianza de Washington. Con Trump esta desconfianza va en aumento. ¿Cuál es la posición china con respecto al TPP? Cuando he hablado con diplomáticos chinos, nunca se han mostrado beligerantes o disconformes con el TPP. A mí siempre me han comentado que ellos lo estaban estudiando, que les parecía interesante y que en algún momento les gustaría poder cumplir con esas normas más estrictas que a día de hoy no pueden cumplir.
Sin embargo, es evidente que el TPP es una iniciativa de Washington que busca crear una nueva zona de libre comercio en el Pacífico dejando fuera a China. También es evidente que forma parte del llamado 'pivote hacia Asia', que sí ha recibido fuertes críticas en Pekín. Hay pocas dudas también, como hemos visto en la reciente reunión en Lima de la APEC, de que China va a aprovechar 'la oportunidad Trump' para presentar su acuerdo alternativo —el RCEP— y construir una nueva alianza comercial con centro en Pekín. La idea de Obama era que Estados Unidos sentara las reglas del comercio en la zona más dinámica del planeta —marginando así a China—; si Trump decide no seguir adelante con la estrategia, es muy probable que China intente ocupar su lugar. De pronto, Trump parece haber convertido al Partido Comunista chino en el gran defensor de la globalización, el libre comercio y la estabilidad económica. Es realmente impresionante.
En la cuestión interna, ¿el Gobierno chino está tomando medidas para evitar una retracción en su economía, como auguran en Occidente? China lleva tomando medidas en este sentido desde la crisis de 2008 y en especial en estos últimos años. En ocasiones son medidas casi invisibles, paulatinas, que no reciben la atención de los medios de comunicación occidentales; pero no hay duda de que se están haciendo esfuerzos para equilibrar la economía y avanzar en el cambio de modelo productivo.
Hay algunos indicios de que ese cambio está en marcha: el aumento del consumo en China, la creciente importancia del sector servicios, el mayor valor añadido y tecnológico de las manufacturas, las crecientes —y muy impresionantes desde el punto de vista latinoamericano— inversiones en I+D, la apreciación del renminbi —el yuan— o la internacionalización de las empresas chinas. China quiere crecer menos pero crecer mejor, pasar del 'made in China' al 'invented in China'. Todavía es demasiado pronto para saber si van a conseguir superar problemas como la excesiva deuda, la corrupción, las desigualdades, la contaminación y la larga lista de retos que afronta el gigante asiático; pero yo sí que veo muchas medidas que apuntan en la buena dirección económica.
Xi Jinping acaba de visitar Chile para asistir a la Cumbre de Líderes de Medios de Comunicación, organizada por la CEPAL, y ratificar un acuerdo estratégico con el país gobernado por Michelle Bachelet. Este avance chino en el 'patio trasero' de Washington no es novedoso, pero sí pronunciado, en el contexto postelectoral estadounidense. Además, se produce en un momento en el que se abren grandes interrogantes en la escena internacional, que aún continúa inmersa en una crisis económica a la que no encuentra salida.
Chile es un socio importante de China en América Latina, ambos tienen una buena relación política guiada por el pragmatismo y el comercio. Conviene recordar que Chile fue el primer país en firmar un Tratado de Libre Comercio con China. Teniendo en cuenta estas buenas relaciones, su Presidencia de la Alianza del Pacífico, la presencia de la sede de la CELAC en Santiago y la cercanía con Perú… simplemente era lógico que Xi Jinping hiciera una breve parada allí.
¿La presencia de Xi Jiping en Chile con la CEPAL? La presencia de Xi Jinping en Chile encaja con el viaje del presidente chino a Lima para la reunión de la APEC. No creo que tenga nada que ver con Trump; es bastante obvio que ya estaba planificada con antelación, como su paso por Ecuador.
También es importante destacar que Chile es en la actualidad el presidente de la Alianza del Pacífico, la unión de cuatro países latinoamericanos —México, Colombia, Perú y Chile— que busca relacionarse con Asia pensando en el libre comercio y el aumento de los intercambios comerciales y de inversión. A China también le interesa hacerle un guiño a la Alianza del Pacífico, que Pekín ve con muy buenos ojos porque podría facilitar nuevas oportunidades de negocio.
Cuadro con datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) "El comercio de bienes entre América Latina y el Caribe y China se multiplicó 22 veces desde el año 2000 y alcanzó su máximo histórico en 2013, tras lo cual ha experimentado dos años consecutivos de caídas. Entre 2013 y 2015 el valor de las exportaciones de la región cayó un —23%, algo que se explica por la desaceleración del crecimiento de China, que ha repercutido en una menor demanda y pronunciados descensos de los precios de las materias primas que componen el grueso de la canasta exportadora regional a dicho mercado. El Plan de Cooperación 2015-2019 aprobado en la Primera Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, celebrada en Pekín en enero de 2015, incluye 500.000 millones de dólares de comercio y 250.000 millones de dólares de 'stock' de inversión extranjera directa (IED) recíprocos".
Fuente: Mundo Sputnik
Daniel Méndez Morán, periodista español radicado en Pekín, editor del portal Zai China y profesor del Máster Universitario de Estudios Chinos en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, cree que las diatribas de Trump contra China durante la campaña electoral no preocupan demasiado en la República Popular: "hace años que los dirigentes chinos se han dado cuenta de las diferencias entre un candidato y un presidente; desde hace 20 años, en las elecciones estadounidenses los candidatos se muestran siempre muy duros y muy críticos con China, pero cuando llegan al poder se impone la 'realpolitik' y el pragmatismo. Los últimos presidentes estadounidenses —Clinton, Bush, Obama— no cumplieron las amenazas vertidas contra China durante sus campañas electorales". Pero fue muy duro en cuanto a la competencia comercial
Si, efectivamente, el nuevo presidente de Estados Unidos comienza una guerra comercial, China tiene numerosas armas para defenderse. Cualquier incremento en los aranceles a productos chinos será respondido con aranceles a productos estadounidenses; cualquier obstáculo a las empresas chinas se traducirá en obstáculos a las compañías estadounidenses en China. Será un 'ojo por ojo, diente por diente'; un 'toma y daca' en el que los dos tienen mucho que perder.
Durante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Lima, Jinping llamó a profundizar los lazos de desarrollo con Latinoamérica, ¿la aparición de Trump no obstaculiza esos planes?
No lo creo. La llegada de Trump a la Casa Blanca es en realidad un ventaja para China; una especie de regalo de Navidades. Sus críticas racistas a los latinoamericanos han generado ya en todo el continente una corriente de animadversión hacia Trump que quedará marcada a fuego durante los próximos cuatro años —especialmente en México, pero no solo—. Si a todo esto se une que Trump quiere acabar con el TPP, frenar el acercamiento a Cuba, no avanzar en sus compromisos medioambientales y adoptar políticas comerciales proteccionistas, todo apunta a que China encontrará nuevos espacios de cooperación en muchos países latinoamericanos. El precedente más inmediato es el del republicano George W. Bush (2001-2009): su comportamiento arrogante hacia la región, la guerra de Irak y sus tendencias aislacionistas le supusieron frecuentes enfrentamientos en América Latina.
Para países como Brasil y Argentina, que hoy se alinean con EEUU en la región, ¿cómo afectan las maniobras chinas?
En este sentido, es importante destacar que China intenta siempre mantener relaciones de Estado y pasar por encima de cuestiones ideológicas. Aunque Pekín se ha acercado en los últimos años a países gobernados por la izquierda —Venezuela, Ecuador, Argentina— también ha afianzado sus relaciones con Perú, Colombia o Chile. En realidad, China es sumamente pragmática, es un camaleón diplomático: se adapta a las condiciones políticas de cada país y busca oportunidades allí donde las haya. No me cabe duda de que sabrá adaptarse a las nuevas realidades en Brasil y Argentina y que al mismo tiempo sabrá llenar los huecos que Trump pueda dejar en el continente en los próximos años.
¿Pueden afectar a la relación ruso-china, que en los últimos tiempos había registrado un mayor acercamiento, los vínculos que Trump quiere establecer con Moscú?
Está por ver qué es lo que pueden acordar Moscú y Washington. Sinceramente, me parece sumamente complicado que puedan establecer una alianza política provechosa. No lo veo. Creo que la luna de miel Trump-Putin durará poco. En cuanto empiece la 'realpolitik' y el presidente tenga que tomar medidas, seguramente Trump se dará cuenta de que los intereses de EEUU en el mundo rara vez coinciden con los intereses rusos.
Rusia y China, por su parte, aunque coinciden en algunos temas y están unidos por los BRICS, por su frontera compartida, por cuestiones energéticas y por su rol en Asia Central, divergen en muchos otros. Hay entre Moscú y Pekín enormes rencillas históricas, conflictos territoriales y mucha desconfianza. ¿Hay un estancamiento en los BRICS en este contexto? Hay estancamiento de los BRICS, pero sobre todo debido a la mala situación económica en Brasil y Rusia. Los BRICS nacieron gracias al espectacular crecimiento económico de las últimas décadas y a las perspectivas de que estos grandes países en desarrollo seguirían aumentado su importancia económica global. Esta imagen se vio reforzada tras la crisis de 2008, cuando frente al decrecimiento en Estados Unidos y Europa, los BRICS parecían los únicos que estaban resistiendo la crisis y ofrecían nuevas oportunidades de negocio y organización internacional —el G-20, la reforma del sistema de votos del FMI, etc.—.
Pero este discurso se ha puesto en entredicho con el descenso de los precios de las materias primas y la inestabilidad en Rusia y Brasil —y en menor medida la desaceleración china—. Especialmente en el gigante sudamericano, los descensos del PIB, la devaluación de la moneda, la crisis política y los casos de corrupción han dejado muy tocado a Brasil y han alejado al país de esa imagen de gigante en ascenso. Lo mismo se puede decir de Rusia.
En todo caso, el triunfo de Trump creo que ofrece nuevas oportunidades a los BRICS. Un Estados Unidos aislacionista, agresivo y proteccionista va a facilitar —o convertir en una necesidad— la unión de los grandes países en desarrollo. Hay que tener en cuenta que precisamente uno de los puntos de unión de los BRICS es su desconfianza de Washington. Con Trump esta desconfianza va en aumento. ¿Cuál es la posición china con respecto al TPP? Cuando he hablado con diplomáticos chinos, nunca se han mostrado beligerantes o disconformes con el TPP. A mí siempre me han comentado que ellos lo estaban estudiando, que les parecía interesante y que en algún momento les gustaría poder cumplir con esas normas más estrictas que a día de hoy no pueden cumplir.
Sin embargo, es evidente que el TPP es una iniciativa de Washington que busca crear una nueva zona de libre comercio en el Pacífico dejando fuera a China. También es evidente que forma parte del llamado 'pivote hacia Asia', que sí ha recibido fuertes críticas en Pekín. Hay pocas dudas también, como hemos visto en la reciente reunión en Lima de la APEC, de que China va a aprovechar 'la oportunidad Trump' para presentar su acuerdo alternativo —el RCEP— y construir una nueva alianza comercial con centro en Pekín. La idea de Obama era que Estados Unidos sentara las reglas del comercio en la zona más dinámica del planeta —marginando así a China—; si Trump decide no seguir adelante con la estrategia, es muy probable que China intente ocupar su lugar. De pronto, Trump parece haber convertido al Partido Comunista chino en el gran defensor de la globalización, el libre comercio y la estabilidad económica. Es realmente impresionante.
En la cuestión interna, ¿el Gobierno chino está tomando medidas para evitar una retracción en su economía, como auguran en Occidente? China lleva tomando medidas en este sentido desde la crisis de 2008 y en especial en estos últimos años. En ocasiones son medidas casi invisibles, paulatinas, que no reciben la atención de los medios de comunicación occidentales; pero no hay duda de que se están haciendo esfuerzos para equilibrar la economía y avanzar en el cambio de modelo productivo.
Hay algunos indicios de que ese cambio está en marcha: el aumento del consumo en China, la creciente importancia del sector servicios, el mayor valor añadido y tecnológico de las manufacturas, las crecientes —y muy impresionantes desde el punto de vista latinoamericano— inversiones en I+D, la apreciación del renminbi —el yuan— o la internacionalización de las empresas chinas. China quiere crecer menos pero crecer mejor, pasar del 'made in China' al 'invented in China'. Todavía es demasiado pronto para saber si van a conseguir superar problemas como la excesiva deuda, la corrupción, las desigualdades, la contaminación y la larga lista de retos que afronta el gigante asiático; pero yo sí que veo muchas medidas que apuntan en la buena dirección económica.
Xi Jinping acaba de visitar Chile para asistir a la Cumbre de Líderes de Medios de Comunicación, organizada por la CEPAL, y ratificar un acuerdo estratégico con el país gobernado por Michelle Bachelet. Este avance chino en el 'patio trasero' de Washington no es novedoso, pero sí pronunciado, en el contexto postelectoral estadounidense. Además, se produce en un momento en el que se abren grandes interrogantes en la escena internacional, que aún continúa inmersa en una crisis económica a la que no encuentra salida.
Chile es un socio importante de China en América Latina, ambos tienen una buena relación política guiada por el pragmatismo y el comercio. Conviene recordar que Chile fue el primer país en firmar un Tratado de Libre Comercio con China. Teniendo en cuenta estas buenas relaciones, su Presidencia de la Alianza del Pacífico, la presencia de la sede de la CELAC en Santiago y la cercanía con Perú… simplemente era lógico que Xi Jinping hiciera una breve parada allí.
¿La presencia de Xi Jiping en Chile con la CEPAL? La presencia de Xi Jinping en Chile encaja con el viaje del presidente chino a Lima para la reunión de la APEC. No creo que tenga nada que ver con Trump; es bastante obvio que ya estaba planificada con antelación, como su paso por Ecuador.
También es importante destacar que Chile es en la actualidad el presidente de la Alianza del Pacífico, la unión de cuatro países latinoamericanos —México, Colombia, Perú y Chile— que busca relacionarse con Asia pensando en el libre comercio y el aumento de los intercambios comerciales y de inversión. A China también le interesa hacerle un guiño a la Alianza del Pacífico, que Pekín ve con muy buenos ojos porque podría facilitar nuevas oportunidades de negocio.
Cuadro con datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) "El comercio de bienes entre América Latina y el Caribe y China se multiplicó 22 veces desde el año 2000 y alcanzó su máximo histórico en 2013, tras lo cual ha experimentado dos años consecutivos de caídas. Entre 2013 y 2015 el valor de las exportaciones de la región cayó un —23%, algo que se explica por la desaceleración del crecimiento de China, que ha repercutido en una menor demanda y pronunciados descensos de los precios de las materias primas que componen el grueso de la canasta exportadora regional a dicho mercado. El Plan de Cooperación 2015-2019 aprobado en la Primera Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, celebrada en Pekín en enero de 2015, incluye 500.000 millones de dólares de comercio y 250.000 millones de dólares de 'stock' de inversión extranjera directa (IED) recíprocos".
Fuente: Mundo Sputnik
"Trump parece haber convertido al Partido Comunista chino en el gran defensor de la globalización"
Reviewed by Anónimo
on
11/27/2016
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