El argumento democrático ·#Especial @DoubleplusUT
Es fácil hacerse tirano, pero difícil dejar de serlo sin perjuicio. Esto expresa la precariedad del poder que se siente de mil maneras en el régimen. Eso, por un lado. Por otro, nadie hoy tiene clara ninguna estrategia. ¿Qué queremos significar con esto? Pues que toda idea o diagnóstico debería verse como un elemento más de discusión; y discutirse sin complejos.
Es particularmente importante admitir las propias fallas y, sin duda, mucho más de parte de quien ha tenido la responsabilidad directiva del asunto: la propia MUD. Esto más bien los engrandece. De otro modo, se cae en todo lo que criticamos al tirano. Si, como algunos opositores excesivamente escrupulosos sostienen, toda crítica es traición, ¿no estamos actuando como chavistas?
Hay que producir un cambio de gobierno, pero, ¿cómo? ¿Cómo cohabitar con un régimen que sólo se entiende a sí mismo destruyendo a su adversario y está obsesionado con la idiotez de no dejar el poder nunca? La dictadura chavista es un caos general, en lo económico, social y político: es un desastre.
El régimen quiere ilegalizar a toda la oposición y convertirla en un agente pactado, en una oposición controlada. Por eso afirma sin más que no habrá elecciones hasta que no las gane. El país, entretanto, está desesperado y en una apatía sin norte. Hay que plantear una estrategia democrática, pacífica y, además, creíble, que no juegue a favor del régimen. No es fácil.
Ahora bien, ¿qué mejor argumento que el proyecto democrático? Esto comienza por no admitir las ilegalidades del régimen, no acatar imposiciones ilegales, por antidemocráticas. Actuar como demócratas no es hacer todo lo que quiera el déspota, es saber decir no mientras se exigen las condiciones de su salida. Entre tanto, en el tejido social, subcutáneamente, en un nivel prepolítico si se quiere, se siente que el país se solidariza entre sí. Ya el discurso virulento y acomplejado del odio social no está en la población. Esto se siente y es un factor que la oposición debería saber leer.
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
@DoubleplusUT
En la Web:
Es particularmente importante admitir las propias fallas y, sin duda, mucho más de parte de quien ha tenido la responsabilidad directiva del asunto: la propia MUD. Esto más bien los engrandece. De otro modo, se cae en todo lo que criticamos al tirano. Si, como algunos opositores excesivamente escrupulosos sostienen, toda crítica es traición, ¿no estamos actuando como chavistas?
Hay que producir un cambio de gobierno, pero, ¿cómo? ¿Cómo cohabitar con un régimen que sólo se entiende a sí mismo destruyendo a su adversario y está obsesionado con la idiotez de no dejar el poder nunca? La dictadura chavista es un caos general, en lo económico, social y político: es un desastre.
El régimen quiere ilegalizar a toda la oposición y convertirla en un agente pactado, en una oposición controlada. Por eso afirma sin más que no habrá elecciones hasta que no las gane. El país, entretanto, está desesperado y en una apatía sin norte. Hay que plantear una estrategia democrática, pacífica y, además, creíble, que no juegue a favor del régimen. No es fácil.
Ahora bien, ¿qué mejor argumento que el proyecto democrático? Esto comienza por no admitir las ilegalidades del régimen, no acatar imposiciones ilegales, por antidemocráticas. Actuar como demócratas no es hacer todo lo que quiera el déspota, es saber decir no mientras se exigen las condiciones de su salida. Entre tanto, en el tejido social, subcutáneamente, en un nivel prepolítico si se quiere, se siente que el país se solidariza entre sí. Ya el discurso virulento y acomplejado del odio social no está en la población. Esto se siente y es un factor que la oposición debería saber leer.
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
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Reviewed by Anónimo
on
3/05/2017
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